Al portador
Preparados para auxiliar al vencedor
«Las llamadas y mensajes a Feijóo apuntan a cambio de ciclo, pero el jugador Sánchez apurará sus bazas hasta el final»
Juan Eslava Galán, historiador del escepticismo y desmitificador de tantas cosas, cuenta en «La tentación del Caudillo» (Planeta) que Joachim von Ribbentrop (1893-1946), siniestro ministro de Asuntos Exteriores de Hitler (1889-1945), dijo en 1940 tras recibir a un emisario de Franco (1892-1975): «vienen en auxilio del vencedor». Alemania acababa de derrotar, ocupar y controlar gran parte de Francia y el dictador español, con sueños imperiales, se ofreció al Führer. La tradición de acudir en socorro del triunfador es mucho más antigua y no ha dejado nunca de estar en vigor, no solo en España. El apresurado adelanto electoral decidido por Pedro Sánchez, que ha pillado por sorpresa hasta a su propia organización, ha demostrado en pocas horas la vigencia de la práctica de arrimarse cuanto antes a quien se presume vencedor. Los motivos y las justificaciones son tan variadas como anecdóticas. Revilla, el populista cántabro, por si puede apuntarse a las migajas, tras su fracaso electoral –contundente–,ya ha ofrecido su votos al PP en Cantabria, con la excusa de evitar que Vox tenga algo que decir. El PNV, con fama merecida de olfatear donde está el poder y el dinero, ha empezado a distanciarse de Sánchez. Andoni Ortúzar, el presidente del PNV, esgrime que están decepcionados con el trato recibido del inquilino de la Moncloa. Han sido socios leales y estables, «pero ahora tenemos la sensación –dice Ortúzar– que somos un kleenex para él, nos usa y nos tira, y luego vuelve a coger otro kleenex». Ya en campaña –empezó el lunes–, el PNV todavía no hace guiños explícitos a Feijóo, pero la crítica a Sánchez no deja de ser incluso más que un guiño, también a esa parte de su clientela que empieza a asustarse con el ascenso de Bildu. Más discretas y más abundantes son las llamadas y mensajes que se reciben en la sede del PP, que llegan de todas partes, incluidos empresarios y banqueros que durante mucho tiempo –no en los últimos meses– han estado de perfil con los populares. No hay nada decidido y «no hay juego de azar como la política», decía Benjamin Disraeli (1804-1881), dos veces primer ministro británico. Lo ideal para el jugador Sánchez. Sin embargo, la dirección que toman los que se aprestan a auxiliar al vencedor da pistas incluso para los lectores más escépticos de Juan Eslava.
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