Y volvieron cantando

El primer político cuántico

El presidente puede, por lo tanto, estar, hacer y decir en distintos sitios diferentes cosas al mismo tiempo, se pongan como se pongan los tozudos documentos de las hemerotecas, fonotecas y archivos audiovisuales

Pedro Sánchez ha conseguido instalarse en la historia reciente de la política española como el primer dirigente capaz de salvar todo tipo de adversidades, manual de supervivencia en mano convencido desde el más estratosférico narcisismo de que él y solo él es capaz de alcanzar las metas marcadas en primera persona a lomos de su en muchos momentos renqueante partido y, sobre todo, como el primer líder político cuántico, ya saben, con la capacidad demostrada por la física teórica de que se puede ser una cosa y al mismo tiempo la contraria o más allá ser incluso varias cosas a la vez, como el famoso gato de Schrödinger capaz de estar al mismo tiempo en los dos estados vivo y muerto.

Sánchez puede sacar a colación en un acto de partido en plena precampaña nombres propios de empresarios o banqueros si en el hilo argumental cuadra la crítica a los «poderosos», pero días antes –horas si hace falta– compartir amigable tribuna universitaria, empresarial o internacional con cualquiera de ellos, de igual manera que puede arremeter sin miramiento alguno contra medidas propuestas por el PP casi simultaneándolo con la promesa a bombo y platillo de BOE y consejo de ministros de aplicar casi exactamente esas mismas medidas. El presidente puede, por lo tanto, estar, hacer y decir en distintos sitios diferentes cosas al mismo tiempo, se pongan como se pongan los tozudos documentos de las hemerotecas, fonotecas y archivos audiovisuales. Lo que al final acaba contando es la última palabra o mejor última promesa sin importar que su validez dentro de unos días esté envolviendo el bocadillo con papel de periódico o sencillamente haya sido solapada por otra nueva, dentro de ese «cañón electoral» del que se jacta el muy disciplinado Patxi López.

Pero en el más difícil todavía, Sánchez ha optado por echarse al hombro toda la carga de lo que ocurra el «28-M» y de paso allanar el camino de la remontada hasta las generales de diciembre, asumiendo una sobreexposición que le llevará en una frenética actividad a recorrer España de costa a costa como si de su exitosa gira en el Peugeot a la caza del liderazgo absoluto en el PSOE se tratara. Los golpes que se paren en los comicios territoriales se apuntarán en su haber, pero en las plazas que caigan, el responsable tendrá otro nombre y apellido. Gran error subestimar al primer presidente cuántico de la historia.