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Punitivas

La última ola feminista es claramente abolicionista: pretende rebajar las penas de los agresores luchando por abolir, no solo las condenas más duras, sino incluso las propias prisiones

Personas que todo lo fían a su pretensión de ser vanguardia, de «estar a la última» en tendencias de pensamiento social, están componiendo leyes decisivas para la vida ciudadana española. Verbigracia, la redacción de la ley llamada «Sí es sí» está concebida –sus promotoras así lo han confesado públicamente–, como ley «no punitiva». Detrás del concepto «leyes no punitivas» referidas a los delitos sexuales cometidos contra mujeres, se hallan unas doctrinas recientes, elaboradas por feministas negras norteamericanas, que se oponen a que la respuesta penal a la violencia contra las mujeres sea aplicar penas severas a los agresores, pues mantienen que las penas más duras se aplican siempre contra personas (hombres, en realidad) vulnerables: negros, afroamericanos pobres, inmigrantes..., un conjunto de individuos mucho más expuestos que la media a sufrir la brutalidad policial y el encarcelamiento. De modo que la corriente feminista que elabora las actuales leyes que se aplican en España ha tomado como referencia la filosofía que inspira a las feministas afroamericanas de EEUU, que desconfían de los sistemas policial y de justicia norteamericanos. Por eso el movimiento feminista (en USA) es penalmente abolicionista, muy al contrario de lo que ocurría en las primeras fases del feminismo (¿blanco?) en Estados Unidos, que exigía penas más rigurosas contra los agresores de mujeres. La última ola feminista es claramente abolicionista: pretende rebajar las penas de los agresores luchando por abolir, no solo las condenas más duras, sino incluso las propias prisiones; desea eliminar también a la policía y construir una justicia «basada en la comunidad»… Pues, perfecto. El pequeño detalle es que España, y toda Europa, no son exactamente iguales que EEUU. Ergo, ¿es racional «importar» políticas delicadísimas basadas en una historia (que muchas veces se niega, además), en un pasado único, racializado, peculiar…, implantando en distintos países fórmulas que ni siquiera se han comprobado como eficaces en su origen…? Porque la «pequeña» diferencia es que en España no tenemos una colectividad afroamericana oprimida y violentada por la policía y la justicia desde hace doscientos cincuenta años. Por muy modernas que seamos todas.