«De Bellum luce»
Lo que se dirime es el cambio en el PSOE
Con Sánchez como líder de la oposición no hay resquicio para reconstruir los puentes entre los dos principales partidos
Las tendencias electorales, a menos de dos semanas para que se vote, parecen tan consolidadas que en las cocinas de campaña de los principales partidos se asienta la idea de que lo que se dirime en estos comicios no es ya si hay cambio o no de gobierno, que se da por hecho, con la única incógnita del papel que tendrá Vox en el nuevo gabinete, si no si hay cambio o no en la dirección socialista.
Andan algunos de los que están cerca del presidente del Gobierno, y todavía mantienen poder, maldiciendo a los que filtran y a los que informan de los movimientos de la oposición a Sánchez. Son pocos los que dentro del PSOE todavía tienen asegurado seguir cobrando del erario público, una vez que el partido lo ha perdido prácticamente todo en las últimas elecciones autonómicas y municipales. Pero esos pocos, del círculo del presidente, no quieren oír hablar de relevo en la dirección socialista, sino que en lo que están es en controlar la recomposición del PSOE tras la salida de Moncloa, porque ya se dice que el que reparte, aunque haya poco que repartir, es el que se lleva siempre la mejor parte.
Estos guardianes de las esencias del «sanchismo» dicen que Pedro Sánchez no hará señal de retirada ni con 90 ni con 120, y yo me lo creo. En esto sí me creo la palabra del presidente. Por más que insistan sus opositores en anunciar rebeliones, congresos extraordinarios y demás suerte de actuaciones para liberar al partido de su actual dirección, el que hoy manda no se mueve de Ferraz ni aunque le manden a los del Grupo Wagner.
Y esta situación, más allá de lo que suponga para el futuro socialista, es un problema nacional porque con Sánchez como líder de la oposición no hay resquicio para reconstruir los puentes entre los dos principales partidos. Decía ayer Feijóó, en una entrevista en este periódico, que los extremos son dañinos para la estabilidad, a derecha y a izquierda, pero no podrá construir estabilidad alguna, de llegar a Moncloa, si su interlocutor es el actual jefe del Ejecutivo. Esa enmienda a la totalidad no se la aplicará Sánchez, a pesar de que en muchas otras cuestiones sí haya sido capaz de rectificar del blanco al negro por intereses personales o partidistas. Mucha suerte a los que andan trazando planes de rebelión para el caso de que pierdan La Moncloa, pero en esto quizás harían bien en creer a los amigos del presidente. No se va a ir ni con agua caliente.
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