«De Bellum luce»
Las razones por las que no habrá «boda» Feijóo-Abascal
El problema es que un Gobierno Feijóo-Abascal puede traer a los populares tantas noches de insomnio como el de Sánchez-Iglesias al PSOE
Por más que se empeñe la izquierda en augurar el advenimiento de las siete plagas, de la mano de la invasión de gobiernos de PP y Vox tras las elecciones de mayo, los hechos pasados y presentes contradicen este pronóstico. Feijóo tiene motivos para estar más que agradecido a Albert Rivera por todas las decisiones que han llevado a que Cs sea hoy un partido en extinción. Y el recuento de las próximas urnas dará la primera medida de lo que significa la reagrupación del voto de la derecha en dos siglas, en lugar de en tres, como sucedió hace cuatro años.
Feijóo está en deuda con Rivera por todos los ayuntamientos en los que el PP se convertirá en la lista más votada: y ahí se acabó el problema de la negociación con Vox porque el candidato popular tendrá despejado el camino para hacerse con el poder sin tener que negociar con ellos. La alternativa es que Vox apoye al candidato de la izquierda, lo que, en principio, parece un suicidio antes de las elecciones generales.
Y por la misma razón Feijóo debe estar agradecido al fundador de Cs a nivel autonómico, donde es verdad que el proceso no es tan automático, pero Vox se encontrará en la misma disyuntiva si el PP pone pie en pared y traslada sobre este partido la responsabilidad de decidir si hay gobierno del PP, donde ahora gobierna la izquierda, o una repetición electoral. Perderá aquel a quien antes le tiemble el pulso, pero el PP tiene una razón muy poderosa para resistir esta vez mucho más de lo que hicieron con Pablo Casado en la negociación del gobierno de Castilla y León. Tan poderosa como que la perspectiva de un Gobierno con Feijóo de presidente y con Abascal de vicepresidente hace temblar los cimientos del PP porque implicaría imitar el mismo modelo que tanto han criticado en la coalición que preside Pedro Sánchez.
Por eso, más que razones para proteger los futuros gobiernos autonómicos y municipales de la inestabilidad y de las disfunciones que se ven en la coalición de Castilla y León, lo que pesará en la administración de los resultados de mayo por parte del PP será el Gobierno de la Nación. Evidentemente, el problema no es el candidato Tamames, que se hará invisible con la resaca de la moción de censura instrumental que volverá a defender Vox en el Congreso. El problema es que un Gobierno Feijóo-Abascal puede traer a los populares tantas noches de insomnio como el de Sánchez-Iglesias al PSOE. Y ahí es donde Feijóo debe volver a mirar hacia Rivera.
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