Editorial

Referendo popular contra el sanchismo

Hoy será el primer día de un continuado referendo popular con el propósito de que el presidente rectifique o convoque elecciones para que los españoles tomen la palabra.

Los españoles están llamados hoy a movilizarse en la vía pública de toda España convocados por el Partido Popular en un llamamiento respaldado por otras formaciones. Será la primera gran respuesta de los ciudadanos en la calle después de que Pedro Sánchez haya suscrito el pacto de la vergüenza con los separatistas contra el ordenamiento constitucional, la división de poderes y la soberanía nacional. El Estado de Derecho está hoy más amenazado que nunca en nuestra historia democrática por el poder autocrático que se ha erigido en Moncloa y que ha entregado principios capitales de la nación de forma arbitraria en un ejercicio de la gobernanza que sobrepasa el marco de sus atribuciones y competencias. El rasgo clave que define un poder absoluto es cuando quien lo ostenta considera que todos sus actos están cargados de razón y que no está limitado por disposición alguna ni debe rendir cuentas ante otro estamento del Estado, ni siquiera la sociedad. La voluntad del líder se transforma en ley y los equilibrios propios del régimen de garantías se transforman en un vestigio. Sánchez ha dado ese salto adelante, que lo es hacia ninguna parte, en cuanto aceptó que cualquier medio era legítimo para blindar su presidencia a partir de la compra de unos pocos votos de los enemigos de la España constitucional y de sus instituciones. Ha repetido como alegato de una defensa imposible que sus actuaciones han respondido al mandato de los españoles libremente expresado en las elecciones del 23 J. Lo ha vuelto a refrendar hace unas horas en el cónclave de los socialistas europeos regado de la retórica frentista habitual con la que ha polarizado el país como nunca antes en un ataque consciente y alevoso contra la concordia y la convivencia de los españoles guiado exclusivamente por su interés personal. Pedro Sánchez ha rescatado de nuevo el guerracivilismo y a Franco para arrojarlos contra todos los españoles de bien que han protestado y protestarán contra su persona. Ha tildado a todos esos millones de compatriotas, una mayoría social, de «nostálgicos» de la dictadura, en otro insulto que retrata no ya un estado de intranquilidad evidente, sino esa desafección con la que ha naturalizado la mentira y el oprobio. El presidente del Gobierno en funciones y aspirante a la investidura ha alcanzado acuerdos con los independentistas, proetarras y comunistas de espaldas al pueblo y contra el pueblo, también contra sus propios votantes que respaldaron un programa socialista trufado de medias verdades en un fraude político descarado. Las urnas no han habilitado a Sánchez a entregar lo que no es suyo ni dispone de la autoridad para hablar en nombre de los españoles una vez roto el contrato social por los acuerdos de la infamia. Hoy será el primer día de un continuado referendo popular con el propósito de que el presidente rectifique o convoque elecciones para que los españoles tomen la palabra.