Sin Perdón
Sánchez abraza el catalanismo
«Si le aprietan, es capaz de pedir que el catalán sea el único idioma oficial de la UE»
Lo que garantiza la continuidad del sanchismo en el gobierno es que no tiene ningún principio, ni bueno ni malo, salvo la propia supervivencia del movimiento. Ahora toca abrazar con fervor el nacionalismo catalán y vasco, pero dentro de un tiempo regresará al centralismo más casposo y se vengará de los independentistas. Nadie se puede tomar en serio que se crea eso de la España plurinacional o que la realidad plurilingüe es lo que define nuestra identidad nacional, porque no hace demasiado se oponía al uso del catalán en el Congreso de los Diputados o en el Parlamento Europeo. Los embajadores en los países de la UE han recibido un argumentario que tienen que repetir como papagayos para defender la buena nueva: Sánchez apoya la catalanización de las instituciones europeas. Pobres diplomáticos, me recuerdan a los predicadores recorriendo el mundo para convertir a los infieles. El propio ministro de Asuntos Exteriores se pasó el otro día en su fervor asegurando que conseguir que la oficialidad del catalán era la prioridad de su departamento. Esperemos que fuera un exceso verbal para complacer a los independentistas, porque bastantes problemas tenemos en política exterior para que el ministro se centre solo en el catalán. Puigdemont ha dejado claro que la debilidad de Sánchez es la fuerza de Junts.
Si le aprietan es capaz de pedir que sea el único idioma oficial de la UE e imponer que se estudie en todas las escuelas españolas. Su predisposición a la sumisión ante Puigdemont no tiene límites. No hay nada como la fe del converso. Ahora se trata de complacer cualquier capricho, por excéntrico que sea, con tal de seguir en La Moncloa. El expresidente catalán lo sabe y aprovechará la oportunidad, como es lógico, para conseguir todo tipo de ventajas y cesiones que le interese. Es cierto que tiene un plazo límite para conseguir el botín que es la aprobación de los presupuestos, porque una vez conseguido regresará el Sánchez que querría meter a Puigdemont en la cárcel y que tiene de catalanista lo que yo de astronauta. El problema es que se va fortaleciendo al independentismo que tiene como objetivo la destrucción de España, ya que es lo que produciría la secesión de Cataluña. Es triste que este proceso sea promovido por un madrileño como Sánchez.
Francisco Marhuenda,es catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE).
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