Sin Perdón

¿Sánchez dimitirá?

«Ha emprendido una peligrosa e insólita deriva por la que convierte la presidencia en un patrimonio personal»

No lo sabe nadie. En todo caso es un síntoma de debilidad. El nerviosismo de la izquierda política y mediática es muy llamativo, porque podría significar un fin de etapa. Hay un total desconcierto, porque las razones aducidas por Sánchez son muy poco consistentes. Por una parte, se insiste en que la denuncia contra Begoña Gómez no tiene ningún fundamento y es chapucera, pero por la otra decide cancelar su agenda y se plantea dejar la presidencia del Gobierno ante «la campaña de acoso» contra su esposa. Por supuesto, considera que el acoso proviene de la derecha que es la excusa habitual para justificarlo todo dentro de su estrategia frentista y de no asumir ninguna responsabilidad. Es muy significativo el mensaje de Patxi López con el lenguaje guerracivilista a Sánchez: «¡Animo y fuerza, Presidente! ¡No pasarán!». Este periodo de reflexión es innecesario. No comparto ni forzar la situación con un anuncio en diferido ni el contenido de una carta donde repite los tópicos habituales contra el PP. Hemos visto como la izquierda emprendía una campaña brutal contra Ayuso que se ha desarrollado en varias etapas. Comenzó con su padre, siguió con su hermano y ahora con su pareja. En todo momento he defendido la presunción de inocencia y contamos, además, con una Justicia garantista e independiente. Por tanto, Sánchez debería estar tranquilo y no temer por la situación de su esposa. La operación de las cloacas socialistas contra Ayuso ha sido y es mucho peor. Su padre y su hermano eran inocentes, pero no reaccionó diciendo que iba a pensar si tenía que dimitir. Los ataques y filtraciones contra su pareja son brutales, mientras que con Begoña Gómez son noticias de prensa sobre sus actividades que han terminado en una denuncia cuyo futuro nadie conoce. La estrategia de teatralización emprendida por Sánchez es sorprendente. En el caso de continuar se dirá que ha emprendido una peligrosa e insólita deriva por la que convierte la presidencia en un patrimonio personal. Es una apelación al «estamos contigo o contra ti». No se entiende que una demanda haya sido el detonante de esta estrafalaria crisis institucional. Es extraña, además, porque a Sánchez le gusta la pelea en el barro y arremeter contra sus adversarios. Está ofreciendo una imagen de debilidad que no encaja en su manual de resistencia.

Francisco Marhuendaes catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)