A pesar del...
Selecta selectividad
La verdad es que en las universidades privadas suele suceder algo parecido a lo que sucede en las públicas: hay de todo
José Ignacio Wert, distinguido compañero de La Brújula de Onda Cero, y ahora también aquí en LA RAZÓN, observó que en la última prueba de selectividad la inmensa mayoría de los textos provenía del diario El País.
En el caso de Castilla y León, se trataba de un editorial del periódico que denunciaba el riesgo de clasismo en la universidad privada. Apostilló Wert en la red social X que resultaba curioso, «si tenemos en cuenta que muchos de los examinados podrían acabar en una».
Octavio, un amable seguidor mío en otra red social, Instagram, me hizo llegar una copia del texto en cuestión, que, efectivamente, era una colección de tópicos antiliberales que demonizaban la enseñanza superior privada por sus «ofertas de baja calidad» que reducen la universidad a una «máquina expendedora de títulos».
La verdad es que en las universidades privadas suele suceder algo parecido a lo que sucede en las públicas: hay de todo. Es lo que he comprobado conociendo casas de estudios de los dos tipos en varios países. Pero lo notable del editorial de El País, aparte de no reconocer esta evidencia, es que incide en que la solución de la enseñanza es aumentar el gasto público para lograr un «sistema público robusto» de educación, como si fuera gratis, y como si esa robustez no comportara la debilidad de las carteras de los contribuyentes. Lo importante para el editorialista es que la universidad pública «disponga de los recursos necesario para atender la demanda de acuerdo con las necesidades de la economía productiva», es decir, precisamente lo que hace la denostada universidad privada. No faltaba la proverbial condena a los fondos de inversión porque «buscan negocio», como si fuera algo nocivo.
En el fondo, por no entender, no entienden que si la prueba de acceso a la enseñanza superior se llama, o se llamaba, «selectividad», es por eso mismo, por la búsqueda de la excelencia, lo que es contradictorio con la pretensión de generalizar las graduaciones –o becas, quitándoles el componente del mérito–. Para colmo, recomendaba el diario la «movilidad social», que es justo lo que dificulta la expansión del gasto y los impuestos.
En fin, nunca es tarde para mejorar. Sin ir más lejos, se podría probar y seleccionar para los exámenes de selectividad algunos textos de otros periódicos.