Cuartel emocional

Todos fumados

Está de moda la vuelta al pasado en lo femenino, y en el orgullo de ser ama de casa

En Alemania ya se ha legalizado la marihuana para uso lúdico, para uso recreativo, dicen, o sea, para colocarte y hacer risas, que es para lo único que sirve. Aquí ni falta que nos hace: echamos un vistazo a nuestro alrededor y te da carcajadas la farsa nacional que vivimos, porque, claro, la alternativa es echarnos a llorar, y no es caso. Esta semana hemos tenido de todo y por su orden. Para empezar, el espectáculo de Rubiales llegando a Madrid desde el paraíso de Punta Cana, con un despliegue periodístico nunca visto, salvo en los premios Oscar o la boda de Lady Di. Total, para nada porque a pie de escalerilla lo esperaba un coche de la Guardia Civil, que no hizo más que leerle sus derechos y mandarlo para casa con una pesada espada de Damocles pesando sobre su cabeza. Ya veremos que va saliendo y a qué pueden agarrarse las investigaciones para emplumarlo debidamente, pero desde el beso de la discordia, este hombre no levanta cabeza.

Otra que no se apea de los titulares es la consorte presidencial, que ha gastado tinta a raudales firmando cartas de recomendación para amiguetes, benefactores y mecenas propios consiguiendo así, con su influyente rúbrica, millonarias prebendas para quienes tanto la han favorecido. Nadie puede negar que es una bien nacida por repartir agradecimientos por aquí y por allá. Lo que no entiendo es por qué el PP se raja a la hora de convocarla para que dé explicaciones y la sustituyan por el marido, porque de antemano sabemos que sus contestaciones tendrán que ver únicamente con ataques a la Ayuso. No tiene costumbre de responder a lo que se le pregunta. Todo ello nos lleva a reflexionar acerca de si las actitudes serían las mismas en un supuesto cambio de papeles, o sea, ¿qué pasaría si estos “enchufes” o tráfico de influencias los hubiera hecho con la misma eficacia y en los mismos términos alguien del partido de la oposición? Y pienso ahora en la mujer de Rajoy o en Ana Botella, quien por fortuna para ella disfruta ya de un dulce retiro. Esto supondría el fin del mundo y el escándalo traspasaría fronteras. Lo mismo que esa contratación de un showman por parte de Televisión Española. No sabemos qué ocurriría si el millonario fichaje lo estuviera promoviendo un gobierno pepero. Pero, en fin, así son las cosas y así las contemplamos desde el palomar de cada uno con ciertos visos de alucinación y sin necesidad de marihuana.

Mientras tanto, en el exterior no encontramos más que violencia, muerte y destrucción. En México el narcoterrorismo se lleva por delante a veinte candidatos a las elecciones del próximo 2 de junio, donde se prevé que la ganadora sea Claudia Sheimbaum en un país donde la cosa tiene poco arreglo, en el que su actual presidente insulta a nuestro Rey al tiempo que él es insultado por el argentino Milei: “Que un ignorante como López Obrador hable mal de mí, me enaltece”. No sabemos si el uno y el otro hacen recopilatorios de los vituperios que reciben, como Oscar Puente, cuyo equipo está muy afanado en confeccionar listas negras de quienes tienen que ser vetados aquí y allá por proferir calificativos contra el locuaz, dicharachero e histriónico ministro.

CODA. Está de moda la vuelta al pasado en lo femenino, y en el orgullo de ser ama de casa. Podríamos llamarlo “housewife pride”, y no sabemos si se trata de algo así como el regreso de las madres amantísimas y las mujeres que tratan de hacer la vida amable a los que las rodean. Tampoco debemos pensar que los hogares de hoy día son todos un infierno, con malas caras a todas horas y comida recalentada o prefabricada de día, de tarde y de noche, pero un ten con ten sería bastante deseable.