
La situación
Tres meses y un día
«La turbulenta sucesión de decisiones espasmódicas y lindantes con los límites legales, ha hecho que Trump choque hasta con la Corte Suprema»
Se cumplen hoy tres meses y un día del momento en el que Donald Trump juró «solemnemente desempeñar el cargo de presidente de los Estados Unidos». En ese mismo acto, también juró «preservar, proteger y defender la Constitución» de su país.
Ya en su primer mandato, Trump dejó avisos sobre su deseo, nada disimulado, de incumplir esa promesa y desmontar el sistema democrático de Estados Unidos, pero ni siquiera su partido, el Republicano, se lo permitió en aquel momento. Incluso el vicepresidente, Mike Pence, se plantó ante su presidente y ante los trumpistas que dieron un golpe de Estado asaltando el Capitolio en 2021. Fracasaron. Hoy, aquellos golpistas han sido amnistiados y su líder está de vuelta en la Casa Blanca, con planes renovados para desmantelar el mecanismo de «checks and balances», de equilibrios y contrapesos democráticos, que establecieron los padres fundadores del país para evitar que un presidente pudiese convertirse en un dictador.
A fecha de 21 de abril, la democracia americana sigue en pie, aunque está sometida a un test de estrés permanente. La turbulenta sucesión de decisiones espasmódicas y lindantes con los límites legales, ha hecho que Trump choque hasta con la Corte Suprema, de clara mayoría conservadora (varios de sus jueces fueron elegidos por el presidente en su primer mandato), y ya no resulta extraño que algún congresista republicano advierta a su presidente contra determinadas medidas que adopta.
Sin embargo, en estos tres meses, en Estados Unidos se ha instalado el miedo. Muchos americanos han dejado de hablar de política con la naturalidad de otros tiempos, hay medios de comunicación que muestran una cautela nunca antes vista en ese país, y Hollywood ha congelado proyectos de cine y televisión con contenido político para no enfadar al Despacho Oval (la silente gala de los Oscar, otros años tan reivindicativa, fue un ejemplo).
Y un dato relevante: un importante gestor de grandes patrimonios americanos, con tres décadas de experiencia en Wall Street, asegura que, por primera vez en su carrera, importantes inversores estadounidenses le piden que derive una parte de sus inversiones fuera del país. Y esto solo es el principio.
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