Fuerzas Armadas
Ética y milicia
Los organizadores de la Feria de la Juventud de Gerona han advertido al Ministerio de Defensa que si quiere estar presente en la próxima edición, debe hacerlo, entre otras condiciones, sin uniformes, en aplicación del «código ético» que se aprobó después de la polémica generada por la presencia militar en la anterior Feria.
El «código ético» recientemente aprobado es usado como pueril coartada para impedir o limitar, y en cualquier caso, condicionar, la presencia de las Fuerzas Armadas en la Feria, y lo lleva a cabo, prohibiendo a cualquier entidad o empresa (léase Ejercito) que participe en la feria, que «exhiba elementos bélicos (entre ellos el uniforme), discriminatorios, o que hagan apología de la violencia». La Feria de Gerona considera que las prendas militares constituyen un «elemento vinculante a la actividad bélica» y, que por ello, están prohibidas en aplicación del «código ético». Cabría preguntarse si en el Sitio de Gerona, las tropas gerundenses defensoras, al mando de general granadino Álvarez de Castro, vistieron trajes folclóricos o festivos, para evitar el uso de uniformes militares.
Sin embargo, ese «código ético» es tramposo en su origen, en sus formas, y en sus fines. Es un «código ético» muy poco ético. Es tramposo en su origen porque, es otra expresión más del rechazo que sufren las Fuerzas Armadas por parte de algunos políticos catalanes. Es tramposo en sus formas porque, bajo el eufemístico nombre de «código ético», pretende enmascarar una discriminatoria e ilegítima exclusión del Ejército, incompatible con los principios y valores constitucionales. Y es tramposo en sus fines porque, usando fraudulentamente conceptos tan bienintencionados como la Paz y los Derechos Humanos, tratan de impedir el acceso a la Feria a una parte fundamental del Estado de Derecho, ciertamente garante de esa Paz y de esos Derechos Humanos.
La diferencia entre barbarie y milicia es el Derecho, es decir, la sujeción de las Fuerzas Armadas a la Ley, tanto en su versión del derecho a la guerra –ius ad bellum– como en su faceta del derecho en la guerra –ius in bello–, de manera que, el Derecho impera en las Fuerzas Armadas como un elemento fundamental de las mismas.
En las sociedades democráticas, ese Derecho es la expresión normativa de la ética colectiva formulada a través de sus legítimos representantes en el ejercicio de sus competencias. Ética y moral son términos equivalentes, diferenciándose exclusivamente en su etimología; el primero deriva del griego ethos, y el segundo, del latín morís, significando ambas palabras lo mismo: «costumbre». Ética y moral, como disciplinas filosóficas, estudian «el bien y el mal en el comportamiento humano». Tanto la ética como la moral pueden ser privada –sobre la que en este momento no tengo nada que decir– o pública, que es la que ahora nos interesa.
En nuestra sociedad, la ética colectiva, o moral pública, pasa indefectiblemente por amparar, proteger y respetar los principios y valores constitucionales, como la libertad, la igualdad, la justicia y el pluralismo político, incluyendo de forma indubitada los Derechos Humanos, que en modo alguno se pueden garantizar y respetar, al día de hoy, sin un sistema de protección preventiva y coercitiva del que las Fuerzas Armadas y las de Seguridad constituyen una parte fundamental.
No cabe hablar de Derechos Humanos ni de Derechos Fundamentales sin la debida protección física y jurídica. Es incongruente que se exalte esos valores, y simultáneamente se censure los medios previstos para su eficaz protección.
Los principios éticos o morales de nuestro Ordenamiento jurídico son los que figuran en nuestra Carta Magna, que vinculan a los poderes públicos, de manera que la Feria de Gerona, como organismo público que es, no puede inventarse principios morales o éticos diferentes o contradictorios con nuestra Constitución, donde constan las funciones de las Fuerzas Armadas.
No puede haber Código ético de un organismo público que contradiga los preceptos constitucionales, como es el derecho y la obligación de defender a España, o que valore «moralmente malo o inconveniente» lo que la Ley considera un derecho y una obligación: usar el uniforme militar.
En la Constitución no solo hay preceptos o reglas, sino también principios y valores, de obligado cumplimiento y que lo irradian a todo nuestro Ordenamiento Jurídico y social. La Constitución no es solo la Ley de leyes, sino una auténtica Regla de ordenación social.
El «código ético» de la Feria de Gerona es, injustificable, inaceptable, arbitrario, y además, incompatible con los valores del verdadero Código ético público: el derivado de la Constitución.
Si de comportamiento ético hablamos, es imposible pasar por alto que en las últimas décadas, las Fuerzas Armadas y las de Seguridad, muy especialmente la Guardia Civil, han sufrido en sus propias carnes el azote del terrorismo, de manera que, la mayor parte de los casi mil personas asesinadas por ETA eran miembros de las Fuerzas Armadas, de Seguridad y sus familiares. Si de comportamiento ético hablamos, tampoco podemos pasar por alto las numerosas operaciones de Paz llevadas a cabo con indudable éxito por nuestras Fuerzas Armadas, que les han costado en acto de servicio casi 200 muertos, dando un claro ejemplo de solidaridad, generosidad y abnegación, contribuyendo de esta manera, y de forma decisiva, a la Paz y estabilidad mundial. Ningún Código ético que merezca llamarse así, puede pasar por alto el ejemplar y generoso comportamiento de nuestras Fuerzas Armadas.
Llamarle «código ético» a una norma dictada con la única finalidad de discriminar y excluir a nuestras Fuerzas Armadas en los salones de la juventud es una fraudulenta adulteración del lenguaje y de las ideas, ajenas por completo a la ética constitucional y al más elemental sentido de la Justicia.
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