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Pleitos tengas

La Razón
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En España no existía el tópico de los abogados buscavidas y trapicheros que tanto abundan en las películas norteamericanas, pues casi siempre eran percibidos como un sector serio y, quizá, hasta excesivamente formal. Sería impensable aquí un Saul Goodman, ese abogado tramposo que se hizo tan famoso con «Breaking Bad» que hasta logró tener su propia serie. De hecho, en nuestro país hasta el 2001 estaba totalmente prohibido que los abogados hiciesen publicidad de su actividad, y bastantes años después de abierta esa posibilidad no había apenas campañas en este sector, salvo algún caso aislado que promocionaba una especie de asesoría legal por teléfono e internet.

Todo ha cambiado de repente gracias a las «preferentes» de las cajas de ahorros, así como las acciones de alguna salida a bolsa de esas mismas cajas: varios despachos aparecen a todas horas por la radio, los autobuses, e incluso por televisión de la mano del futbolista Iker Casillas, un buen prescriptor, porque se presenta como uno más de los directamente afectados.

Emplear un famoso como Casillas es un recurso clásico de la publicidad para intentar vencer la desconfianza lógica ante una marca desconocida, e incluso cierta prevención hacia los temas judiciales. Hay que contar que casi un millón de españoles, muchos de ellos personas de avanzada edad y nula experiencia o conocimientos financieros, habían adquirido las famosas «preferentes», productos de alto riesgo, y se encontraban que sus ahorros de toda la vida se habían convertido en unos papeles que no valían nada.

Así, parece que algunos de estos bufetes de abogados pueden ser muy beneficiados de la crisis bancaria, pues prácticamente en todos los casos los jueces fallan a favor de los clientes que reclaman el importe de sus ahorros «nvertidos» en las preferentes o en las acciones cuyo valor se había presuntamente falseado. Hay cientos de miles potenciales clientes para estos bufetes, a los que se dirige una publicidad directa y simple al máximo: «sólo cobraremos si logras recuperar tu inversión».

Esperemos que esto no termine como esos abogados sin escrúpulos que salen por televisión en Estados Unidos, o reparten tarjetas de visita en los hospitales a los afectados por accidentes de tráfico, como el genial truhan Walter Matthau de «En bandeja de plata». Basta recordar el clásico refrán: «Pleitos tengas y los ganes».