Sin Perdón
Trump contra Sánchez
«El problema de fondo es que estamos en manos de unos aventureros que desconocen la política internacional»
Hay que aclarar, aunque es evidente, que Trump no tiene nada en contra de España. Lo digo porque no tenemos que asumir la manipulación de la izquierda política y mediática encabezada por RTVE, que se ha convertido en el NO-DO del sanchismo. El presidente estadounidense considera que habría que expulsarnos de la OTAN. Esto no significa que no admire y respete a una nación con nuestra relevancia histórica. Otra cosa muy distinta es la antipatía que siente por Sánchez y el desprecio por un gobierno socialista comunista que está instalado en el radicalismo y el populismo de corte iberoamericano. Las empresas estadounidenses tienen importantes inversiones en nuestro país y su mercado es muy interesante para las españolas. La arrogancia del inquilino de La Moncloa, como lo han sido todos sus antecesores, no tiene límites y creía que podría chulear a Trump como hacía con Von der Leyen, que es una política de escasa entidad. A la baronesa consorte le viene grande la UE, pero es, también, un reflejo de los tiempos que vivimos. Hemos pasado de González a Sánchez con un PSOE convertido en lo más parecido a una secta política cuyos acólitos siguen obnubilados a su gurú. El comentario de Trump sobre expulsarnos de la OTAN confirma las malas relaciones entre ambos países, ya que Sánchez nos ha convertido en un gobierno poco fiable. Por más que insista en la ultraderecha, la realidad es que el presidente de la nación más poderosa del mundo lo considera como un político irrelevante. Era hilarante escuchar a los portavoces gubernamentales afirmar que el acuerdo de paz había sido posible gracias a España y el reconocimiento del Estado palestino. El problema de fondo es que estamos en manos de unos aventureros que desconocen la política internacional y actúan de una forma tan irresponsable como chapucera. Trump está demostrando que es un político serio, aunque con formas histriónicas y bravuconas, capaz de conseguir pactos de enorme importancia. Por mucho menos, realmente por nada, a Obama le dieron el premio Nobel de la Paz. No me extrañaría que lo consiga. En cambio, es una certeza incuestionable que a Sánchez no se lo darán, aunque le puede pedir a Curtichs, Blanco y Contreras que le organicen algún premio de consolación que pueden financiar los millonarios lobistas del sanchismo.
Francisco Marhuenda. De la Real Academia de Jurisprudencia y Legislación de España. Catedrático de Derecho Público e Historia de las Instituciones (UNIE)