Editorial

Uso y abuso político de la inmigración

La izquierda ha secuestrado y ha manipulado el debate por rédito político cuando es más que nunca un asunto de estado

Pedro Sánchez se marcha de viaje a África con paradas en Mauritania, Senegal y Gambia con el propósito de reforzar la colaboración en la lucha contra la inmigración irregular. A esta gira se han limitado los esfuerzos principales del presidente en la atención del colapso migratorio en las regiones que sirvió de munición a la izquierda contra los territorios populares. Sánchez, que pasa unos días de descanso estival en Lanzarote, ha tenido a bien atender la petición del presidente Clavijo con un encuentro el viernes después de las denuncias canarias por ignorarlo, como ha recogido este periódico. Lo hará de manera improvisada, deprisa y corriendo y con cámaras, en la línea que ha caracterizado la desatención y el desprecio hacia los requerimientos de las administraciones autonómicas sobrepasadas por la avalancha de pateras y cayucos. Hasta la fecha, el común denominador de la respuesta de Moncloa ha consistido en especular con los medios y cicatear los recursos a regiones bajo una presión asfixiante sin la interlocución necesaria ni la solidaridad de la que la izquierda hace bandera, que no es otra cosa que mirar para otro lado ante la tragedia. De Sánchez y sus ministros no conocemos iniciativa para reconducir la crisis migratoria y menos aún para reordenar el fenómeno que no sea descalificar las posiciones de Núñez Feijóo con un argumentario mendaz y el papel de los portavoces socialistas y su patético discurso sobre el PP y las consignas de la ultraderecha que ya hiede. La inmigración irregular ha doblado su volumen en lo que va de año, pero en los despachos oficiales prima desgastar a la oposición por encima de todo. Hay enormes dosis de hipocresía y demagogia en Moncloa, y también inhumanidad. Sánchez vende otro viaje a África para no se sabe qué más allá de que los flujos de desesperados se aceleran y las mafias se enriquecen. Pero no ha tenido un minuto en Lanzarote para visitar los centros de acogida y conocer a los equipos que trabajan en la primera línea. El sanchismo ha empeorado las cosas, fundamentalmente porque su desempeño ha llevado el timbre del efecto llamada, la demagogia y la instrumentalización con los mantras del buenismo como mascarón de proa, amén de su vaporosa capacidad para lograr una implicación suficiente de Europa en un flanco crítico que no gestionamos con eficiencia. En España tenemos pendiente el debate sobre la relación entre la inmigración y el modelo económico y social deseado con datos como que el aumento de un 20% de la población total debido a la inmigración desde principios de siglo no ha provocado un acercamiento a la riqueza de los socios europeos occidentales, sino al contrario. Y seguimos sin una reflexión sobre abandono escolar, impacto en el sistema sanitario, sistema de pensiones, empleo basado en bajos salarios, desigualdad y pobreza, seguridad, integración... La izquierda ha secuestrado y ha manipulado el debate por rédito político cuando es más que nunca un asunto de estado.