Bonus Track
Valor
«Siete años oyendo cómo lo tachan de cobarde por doquier, le han escocido a Puigdemont más de lo que él mismo puede reconocer»
El valor es esa cualidad moral que, según los etólogos, jamás poseerá una gallina. Ni una serpiente de nariz de cerdo, que se hace la muerta ante la menor contrariedad pues, aunque parezca increíble, existen serpientes cobardes e inofensivas, si bien por su aspecto nadie lo diría... Tampoco muestra valor el político que huye pese a no tener depredadores naturales. Puigdemont tildó de «cobardes» a PP y PSOE, asegurando que «de los partidos españoles no puedes fiarte porque acaban escondiéndose debajo de las togas de los jueces, que al menos son valientes». Ocultarse tras los ropones de un juez «es de cobardes», aseguró, como experto en la materia. Cualquiera puede detectar a un capón rajado solo con ver cómo corre. Y si es lejos del calabozo, no digas más…
Se necesitan muchas horas de más de 60 minutos para apreciar la supuesta bravura de un fugado que, desde su lontananza centroeuropea, juzga y sentencia sobre el valor con la sagacidad y distancia emocional de un sabio presocrático exento de IVA. Pero, después de que sus correligionarios en la lucha final Independence Day se hayan dedicado con fruición a acusar a «jueces españoles» con nombres y apellidos en el Congreso (les faltó dar dirección, DNI, Facebook y talla de toga de los magistrados protervos al furor indepe)…, tras hacer la lista patibularia de jueces que les resultan molestos, fue el mismo Puigdemont quien dijo que los jueces «al menos, son valientes». Ah. Declaración que podría servir como atenuante de algo, si no fuera porque suena a espantadiza agravante de cierta moral capona. Desde Centroeuropa, aseguró el ex Molt Honorable que eso de que huyó en el maletero de un coche es pura leyenda urbana antinacionalista, fango y tal, pues el secesionismo a la fuga es el metro de platino iridiado del «valor».
Ahora el expresident jura que está dispuesto a volver para «ser detenido». Yo sospecho que recibir acusaciones de cobardía debe hacer mella incluso en el ánimo de las serpientes de nariz de cerdo. ¡Qué no hará con el temple de patriotas arrojados como un expresident! O sea, que siete años oyendo cómo lo tachan de cobarde por doquier, le han escocido a Puigdemont más de lo que él mismo puede reconocer.
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