Y volvieron cantando

Vampirizando a los evangelios

Bergoglio ha sido un papa austero y ciertamente más volcado en lo teológico que en lo pastoral, pero siempre fiel a los evangelios y a la doctrina troncal.

Ya estaba tardando la brigada político-mediática socialista en arrogarse para su particular saca de nueces todas las inquietudes sociales del fallecido papa Francisco, ya saben, como si la defensa de los carenciados solo pudiera corresponderse con el pedigrí de la izquierda y como si este hubiera sido un papa desviado de la senda de los evangelios abrazando teologías de la liberación que, con los hechos en la mano tras doce años como sumo pontífice solo habitan en las ensoñaciones de Yolanda Díaz.

Bergoglio ha sido un papa austero y ciertamente más volcado en lo teológico que en lo pastoral, pero siempre fiel a los evangelios y a la doctrina troncal de una iglesia a la que se sigue pretendiendo vampirizar desde la trinchera política a conveniencia y volviendo a ignorar que los designios marcados por unos cardenales antes de proyectar la fumata blanca en nada se corresponden con ideologías partidistas, sino con una exitosa «empresa» que funciona durante dos mil años. Pero ante todo esta por demostrar que los tres grandes hilos argumentales del fallecido papa tengan que corresponderse necesariamente con las políticas de la izquierda y abominen de los ideales de la derecha como pretende proyectarse desde los primeros incluida la añoranza de que el sucesor mantenga esa misma línea «progresista». A saber, ni el empeño de Francisco por atender a los pobres no olvidando a los mas marginados, ni en su novedosa implicación en la necesaria lucha contra el cambio climático, ni en su sensibilidad hacia la tragedia de los inmigrantes tienen porque darse concomitancias con lo que dicen y sobre todo hacen gobiernos de izquierdas como el español, no precisamente comprometido en términos reales por ejemplo con la equidad a la hora de atender o repartir en según qué territorios a menores inmigrantes. Muy al contrario –y aquí el silencio de voceros gubernamentales es indicativo– Francisco se han mantenido firme a la hora de rechazar la eutanasia en todas sus formas, la interrupción voluntaria del embarazo, el matrimonio homosexual o el cambio de sexo.

A los papas los eligen los cardenales de la iglesia, no compromisarios de partidos y el evangelio no es un programa electoral, sino un camino que entronca con el amor fraternal entre los hombres. Deje pues de vampirizarse la figura de Francisco. Fue pastor de miles de millones de católicos, no martillo de «fachosferas».