
El buen salvaje
Yolanda Díaz tiene razón: es una lata el trabajar
¿Y por qué no abolir ya el trabajo y que, esta vez sí, nos estudien las universidades de medio mundo?
Trabajar no es bueno ni es malo, es una manera de ganarse la vida, bueno, la manera de ganarse la vida, aunque por más que le pese a Yolanda Díaz hay personas que se toman esa labor no solo como la forma de que a fin de mes obtenga una recompensa económica (que también). Ministra, hay personas a la que les encanta su trabajo, tienen una remuneración económica adecuada a su esfuerzo y están bien cuidadas por sus empresas. Sí, también hay esclavos y trabajadores precarios, esos parecen que interesan menos porque no dependen de un anuncio de Navidad sino que hay que currarse el asunto con más tenacidad y, además, quitar pobres de la estadística no es sencillo.
Tomemos la primera definición como buena (trabajar es la forma de ganarse la vida porque no hay más remedio, comer, vestirse, formar una familia o cuidar del perro, en fin, esas minucias), son muchos los españoles que hoy anhelan que les toque la lotería e intentar dejar su trabajo, aunque la mayoría de los que se hacen millonarios de golpe se arruinan, vaya a saber por qué. La cultura financiera, no sé, como nunca hemos tenido muchos ceros en la cuenta no sabemos qué hacer con ellos. Algunos gurús adivinan un mundo futuro en el que el trabajo, al menos tal y como lo concebimos hoy en día, no existirá. En fin, hay tantos gurús como echadores de cartas.
La propuesta de la titular de Trabajo de rebajar la jornada a 37,5 horas semanales está bien. Es más, se queda corta ¿Por qué no 27? ¿O trabajar tres días y descansar cuatro? ¿Y por qué no abolir ya el trabajo y que, esta vez sí, nos estudien las universidades de medio mundo? Siento aterrizar en la realidad, igual Yolanda Díaz solo se codea con la jet del Ibex y se olvida de los empleadores de a a pie, los que tienen una empresa y que a duras penas han contratado a tres personas con todas las cargas sociales que eso supone. Si acorta la jornada de sus trabajadores obtendrá menos beneficios y a lo peor ya no podrá mantenerlos en plantilla. Claro, que eso a la ministra, y a los payasos de Micolor de los gerifaltes sindicalistas cuya jornada laboral ya es escasa, les da igual. En este cuento de Invierno están los parados, que son como los pastorcillos del portal. Que el país con más paro de Europa se preocupe más de lo que trabajamos los que tenemos empleo que de los que no lo tienen me parece conmovedor, digno del papa Francisco al que gusta visitar. Está bien que se preocupe por las condiciones laborales, pero lo que hace es demonizar el trabajo y crear holgazanes funcionales cuyo única salida es la lotería.
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