Ecuador de la legislatura

País Vasco
En la localidad guipuzcoana de Zumaia, una playa de aspecto cinematográfico guarda una historia más antigua que cualquier civilización. Allí, entre acantilados verticales y olas bravas, se encuentra una delgada línea en la roca que separa y une a la vez dos mundos: el de los dinosaurios y el nuestro.
Puede parecer increíble, pero en la playa de Itzurun aún es visible una capa de sedimento que marca el momento exacto en que un asteroide cambió el rumbo de la vida en la Tierra. Ese impacto, que ocurrió hace unos 66 millones de años en la actual península de Yucatán (México), provocó incendios masivos, oscuridad prolongada y un colapso ecológico que terminó con el 75 % de las especies del planeta, incluyendo los dinosaurios.
Para muchos, esta playa se hizo famosa tras aparecer como Rocadragón en la serie Juego de Tronos. Pero lo que para la ficción fue el hogar ancestral de los Targaryen, para la ciencia es un tesoro a cielo abierto. En este lugar, las capas de roca se leen como un libro abierto. Entre ellas, una en particular, de apenas unos milímetros de grosor, contiene restos de ceniza, hollín e iridio, un metal poco común en la Tierra pero habitual en meteoritos. Ese es el verdadero protagonista de Itzurun.
No hace falta ser geólogo para impresionarse. Basta con mirar hacia los acantilados para ver cómo las rocas forman una especie de “milhojas” naturales, con franjas perfectamente visibles que se formaron por la acumulación de sedimentos durante millones de años.
Itzurun forma parte del Geoparque de la Costa Vasca, un entorno protegido que abarca también Deba y Mutriku, y que está considerado uno de los lugares geológicos más importantes del mundo. Allí se puede hacer la Ruta del Flysch, un sendero que recorre los acantilados y muestra en vivo cómo ha cambiado el planeta con el paso del tiempo. Para quienes quieran profundizar más, el Centro de Interpretación de Algorri ofrece visitas guiadas y explicaciones sencillas sobre lo que se puede ver a simple vista.
Más allá de su historia geológica, la playa de Itzurun es un destino ideal para surfistas por su fuerte oleaje, aunque también tiene zonas más tranquilas para quienes prefieren un baño sin emociones fuertes. Eso sí, no es una playa extensa: sus 450 metros de arena se ven superados por la grandeza de su paisaje.
Desde lo alto de la ermita de San Telmo, uno de los miradores más espectaculares de la zona, se puede ver la playa encajada entre acantilados de hasta 150 metros, sin apenas construcciones a la vista. El contraste entre el azul del mar, el gris de la roca y el verde de los pastos convierte el lugar en un escenario perfecto para desconectar… y, de paso, para mirar hacia atrás en el tiempo.
Para los amantes de la naturaleza, la historia o simplemente de los lugares que sorprenden sin avisar, este rincón del País Vasco bien merece una visita. No en demasiados sitios del planeta se tiene la oportunidad de ver con tus propios ojos el momento en que el mundo cambió para siempre.
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