Cultura
Ni zamarra ni cencerro, esta es la palabra "maldita" que el castellano cambió por otra en vasco
Durante la Edad Media, este término se asociaba a cosas negativas y por ello comenzó a utilizarse otro de origen vasco que ha llegado hasta nuestros días
El castellano es una lengua de gran riqueza y cuenta con más de 93.000 palabras registradas por la Real Academia Española (RAE). Pero en realidad, esta cifra es mucho mayor porque hay numerosos términos especializados que no han sido recogidos por el diccionario y que se utilizan en ámbitos técnicos como la medicina, la biología o la informática y que elevaría esta cifra por encima de las 150.000 palabras.
Esta riqueza no se explica únicamente por su evolución desde el latín, sino también por las contribuciones de las lenguas que han coexistido con el castellano a lo largo de la historia o por la cohabitación de los varios tipos de castellanos que se hablan en el mundo. Una de las influencias más singulares y profundas proviene del euskera, una de las más antiguas de Europa. Aunque a primera vista podría parecer que el euskera no tiene nada que ver con las lenguas indoeuropeas, su aportación al castellano ha sido muy rica a lo largo de los siglos. Un ejemplo son los nombres propios, que cada vez son más utilizados en el resto del país. Íker, Aitor, Nerea o Ainhoa son sólo algunos ejemplos.
Ests es fruto de muchos años de convivencia. El vasco se habla principalmente en el País Vasco, Navarra y el suroeste de Francia y ha coexistido con el castellano durante siglos gracias a que ambas lenguas compartieron territorios, tradiciones y actividades económicas, generando un intercambio cultural y lingüístico significativo.
Palabras del castellano que tiene origen vasco
La influencia del euskera en el castellano se dio principalmente en las regiones donde ambas lenguas estuvieron en contacto directo. Esta interacción dejó marcas en el léxico y son muchos los ejemplos de palabras vascas que fueron asumidas por el castellano. Algunas son muy evidentes, pero hay otras que nunca pensaríamos.
Estos son sólo algunos ejemplos: El primero de ellos es "cencerro", que procede de zintzarri, que significa campana o piedra que suena, utilizada principalmente para identificar ganado. O "chabola", identifica a las infraviviendas y que proviene de txabola, que en vasco se refiere a una cabaña humilde, típica de entornos rurales. Otro de las palabras muy utilizadas es "zulo", término que utilizan los vascos para designar un escondite o agujero, o "aquelarre", que surge de la combinación de aker (macho cabrío) y larre (prado), evocando las reuniones de brujas en torno a esta figura.
Un término maldito del latín
Pero la palabra que nunca habríamos pensado que procede del vasco es "izquierda". En el latín, el idioma que dio origen al castellano, se utilizaba "sinistra" para referirse a la parte corporal o a las cosas que se sitúan en el mismo lado que el corazón. Este término evolucionó en otros idiomas románicos como el francés hacia "gauche" o el italiano hacia "sinistra". Pero en el castellano medieval tenía connotaciones negativas y muchas palabras de origen latino relacionadas con "sinistra" se asociaban con la mala suerte, la torpeza o lo maligno (de ahí los significados actuales de "siniestro").
Por ello, durante la Edad Media comenzó a utilizarse "ezquerra" en las zonas del norte de la península en las que cohabitaban castellanos y vascos. Con el paso del tiempo, la palabra se fue adaptando fonéticamente al castellano, transformándose en "izquierda". Este proceso incluyó la adición de una "i" inicial, que es común en la evolución de términos de lenguas no latinas al castellano, y la modificación de las consonantes para ajustarse a la fonología del español.