Teatro

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Parada y fonda para los cachorros del Clásico

En la joven compañía ningún actor supera los 27 años
En la joven compañía ningún actor supera los 27 añoslarazon

De noche, todos los gatos son pardos. Y las gatas se llaman Lisena. O Inés, que tanto monta en las tabernas toledanas. ¿Se han perdido? No se extrañen, no es para menos. Todo se aclara frente al escenario, porque contado, el enredo es mayúsculo, como ocurría en las comedias de la época: un lío de celos, el galán, Florencio, que sale a la carrera, la dama, Lisena, que lo sigue, hasta ir a parar a una taberna a las afueras de la ciudad del Tajo, en vísperas de festivo, donde se hará pasar por criada, Inés, y todo tipo de visitantes y transeúntes, con el corazón roto por la nueva chica, hasta el desenlace que mandaban los cánones. O sea, puro Lope de Vega. De juventud, eso sí.

Con «La noche toledana» se «licencia» la tercera promoción de la Joven Compañía Nacional de Teatro Clásico (JCNTC), la formación paralela de la CNTC que creó Eduardo Vasco. La primera promoción montó «Las bizarrías de Belisa» (2007) y «La noche de San Juan» (2008), y la segunda, «La moza de cántaro» (2010) y «Todo es enredos amor» (2011). Ahora llega una nueva oleada de jóvenes actores para los que este montaje puede suponer una ventana a otras compañías y a la propia formación «senior», como les ha ocurrido a algunos de los que les precedieron.

Y, sin duda, el tema de esta comedia, amores juveniles y mucha «feromona», como asegura su director, Carlos Marchena, les va como anillo al dedo. «Es una obra de juventud, de la primera época de Lope, una comedia típica lopesca de enredo amoroso en la cual ya se atisba la capacidad del autor para jugar con la carpintería teatral y la creacion de tramas y subtramas. Es de juventud pero se ve el talento. No está tan bien acabada, desde el punto de vista de la estructura, como otras posteriores, pero ya hay hallazgos interesantes». Marchena lleva todo esto a una estética moderna, en la que el vestuario de Laura Escribano hace suyas modas de mediados del siglo XX. «No he querido hacer un clásico al uso. La idea era sintetizar lo barroco, llevándolo a una poética actual. Desde el vestuario, la iluminación y la escenografía, más que un retrato fotográfico de la realidad, hemos tratado de jugar con esa mezcla de estilos para que surgiera de ella la estética del espectáculo. Todo ello mirado a través de un espejo barroco deformado, o más bien distanciado».

Marchena, profesor de dramaturgia y dirección, y director de largo recorrido con unos cuantos clásicos en su haber, vio junto a Daniel Pérez, quien firma la adaptación del texto, las posibilidades que esta comedia le ofrecía. «En esta versión era interesante, en la puesta en escena, el hecho de que abundan los jóvenes. En ellos, todo el juego está vinculado al deseo sexual, al conflicto amoroso». Y es que, desgrana el director, en esa taberna donde Lisena se convierte en criada, «todos se enamoran de la tal Inés y ella va jugando con los hombres con gran astucia femenina». Es inevitable pensar en el conquistador que fue el propio Lope de Vega en su juventud, un tipo que debió de pasar más de una noche toledana, de las de no pegar ojo con todo en contra: «En cierta medida, Lope está hablando de su propia vida: era un tipo bastante impulsivo, muy enamoradizo, y tuvo varios conflictos con mujeres», recuerda Marchena.

Proceso de selección

Trabajar con la Joven Compañía es una aventura y un reto a la vez. La propia naturaleza de esta iniciativa creada por Eduardo Vasco en 2007 llama a reglas particulares. Por ejemplo, que los actores procedan de pruebas de selección. En esta ocasión, explica el director, «se hizo una convocatoria previa; los actores elegidos realizaron un curso con unos cuantos profesores. Se les impartió una serie de materias vinculadas al trabajo práctico. Y entramos ya en el proceso de montaje: hubo que hacer una selección sobre ese grupo amplio. Se eligieron unos 40 actores, de los que surgiría el reparto definitivo, nuestros 16 protagonistas». Hay otra norma para formar parte de esta Joven Compañía, y el nombre lo dice: la franja de edad, 27 años como tope. Por abajo, el límite lo marcan los 23 años de Natalia Huarte, la actriz que da vida a Lisena. La acompañan Francisco Ortiz, Jonás Alonso, Júlia Barceló, Elsa González, Carlos Cuevas, Manuel Moya o Sole Solís, por citar sólo a algunos. En ese sentido, el espíritu de la joven sigue intacto: «En esta nueva etapa, con Helena Pimenta al frente de la CNTC, ella quería mantener esta vertiente: dirigir a la Joven Compañía ha tenido la complicacion y al mismo tiempo la parte grata de trabajar con gente joven, que promete, cuya experiencia no está muy asentada, pero hay una cosa que compensa: la frescura y la energía», asegura Marchena.

Cuándo: Del 7 de mayo al 9 de junio. Dónde: Teatro Pavón. Madrid. Cuánto: 20 euros. Tel.91.528.28 .19.