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Ewa (Marion Cotillard) vive una dura experiencia al llegar
Ewa (Marion Cotillard) vive una dura experiencia al llegarlarazon

Arribar a la tierra de promisión, América, a principios del siglo XX era una odisea. Semanas, más de las deseadas, en un barco y todos los ahorros invertidos en la esperanza de conseguir una nueva vida. Eso es exactamente lo que le sucede a la protagonista de «El sueño de Ellis», cinta que se presentó en el Festival de Cannes en 2013 y que arrancó muchos aplausos y algunos abucheos. El islote que da nombre a la película está situado al sur de Manhattan y ha visto pasar a más de doce millones de inmigrantes, en su mayor parte procedentes de Europa. Marion Cotillard, con una mirada más transparente que nunca, da vida a Ewa Cubulski, una joven que toma un barco en 1921 junto a su hermana Magda desde su Polonia natal. Las cosas se tuercen completamente cuando ésta enferma de tuberculosis y es puesta en cuarentena. El sueño se torna pesadilla al verse obligada a aceptar cualquier trabajo, prostitución incluida, para poder sacar adelante a Magda y evitar así su deportación. James Gray («Little Odesa», «Two Lovers») decidió tirar de su archivo fotográfico un día sin pensar que ahí encontraría el material para escribir y dirigir su nueva película.

Tiene 44 años y malditas las ganas de que le metan prisa. Ha rodado cinco películas y no cree que necesite más que otros tantos títulos para tener una «filmografía decente», así la define él. Es bastante complicado poner de acuerdo a un equipo de más de cien personas sobre qué y cómo rodar. Así que opta por hacer dos cosas: seguir su instinto y escribir de su mano los guiones que dirige. Y eso lleva su tiempo. Un día, rebuscando con su hermano entre sus papeles, encontró unas viejas instantáneas realizadas precisamente en la isla de Ellis por su padre. Era el año 1976: «Al verlas nos acordamos de cómo mi abuelo, que había entrado en el país por la isla a principios de los años 20, lloró durante ese viaje. La isla es esencial en la historia de Estados Unidos: un 40 por ciento de sus habitantes tienen ascendentes que entraron en este país por ella», asegura, y añade: «Estoy totalmente a favor de los movimientos migratorios. La inmigración enriquece a la sociedad, aporta vitalidad, flexibilidad y dinamismo a la cultura», dice. El director no presume de ir por libre, pero nunca ha sujeto su filmografía a las modas: «¿Por qué tengo que hacer la misma película que cualquier otro compañero. Hoy se apuesta por un determinado tipo de películas y todos aquellos que no se ajusten a los cánones establecidos se quedan fuera. Mi cine no va por ahí», dice Gray, que se confiesa un incondicional de Scorsese y Kubrick, y aquí, casi desde el primer fotograma, hace un guiño más que evidente al cine mudo, las cintas de Griffith y «El inmigrante» de Chaplin.

Un bocado de comida rápida

Ante las críticas por el lento tempo de «El sueño de Ellis», el director arremetió contra quienes no habían sabido tomarse el tiempo necesario «para apreciar mi cine. No se trata de sentarse en una butaca y digerir lo que has visto sin más como si fuera un bocado de comida rápida. ¿Para qué correr tanto? ¿A dónde tenemos que llegar? Quien quiera ver ''Transformers 3'' creo que se ha equivocado de festival», declaraba a la publicación «Indiewire» tras el paso de la cinta por Cannes. Joaquin Phoenix (que interpreta a un proxeneta que ve en Ewa una presa fácil) vuelve a formar parte de su elenco de actores. Con él ha tenido sus más y sus menos, lo reconoce, pero también que no puede prescindir de un intérprete tan inteligente como él, aunque le hiciera sufrir lo suyo durante la promoción de «Two Lovers». Con Marion Cotillard, que es el eje del filme, pasó justamente lo contrario. No la conocía, aunque había escuchado hablar de su trabajo. Un detalle le convenció para saber que era la mujer que buscaba. «Fue la manera en que me arrojó un pedazo de pan durante una cena. Lo hizo con intención, valentía y fuerza. La miré a los ojos y vi a Ewa. Era perfecta, su mirada lo dice todo, apenas necesita las palabras, y yo buscaba eso. Me recordaba por momentos a Lilian Gish y a Pola Negri, a quienes admiro desde niño. Me emocionó», desvela. Ella, dice, se dejó seducir por el personaje y aceptó el guante que le arrojó Grey: si interpretaba a una emigrante polaca debía no sólo conocer el idioma sino hablarlo con soltura. Sin problemas, pensó Cotillard, hasta que vio que el guión tenía más de veinte páginas en esa lengua: «Era una locura. No me lo podía creer. Necesitaba escuchar y practicar muchísimo para que el acento fuera creíble. Estudíe y me sumergí en una cultura que me resultó fascinante. No creo que me pueda considerar una políglota, como dicen algunos compañeros de mi por haber tenido que aprender otros idiomas. Siempre miro lo positivo, que es lo que me enriquece. El tiempo empleado y el esfuerzo lo doy por muy bien aprovechado», comenta la actriz.

El nuevo proyecto de Gray es una película de ciencia-ficción, una nueva odisea espacial que define como «una mezcla entre una historia tipo Conrad y ''El corazón de las tinieblas'' a la que se suma un error por parte de la NASA al enviar al espacio a un astro-nauta que no puede soportarlo».