La era espacial, a la basura

En mayo de 1966, los habitantes del distrito de Río Negro en Brasil no daban crédito a lo que veían llover del cielo. No caían ranas, sapos y culebras como en las maldiciones de leyenda, ni la lluvia se había tiznado con los consabidos restos de la contaminación. Lo que rebotaba en el suelo bajo sus pies era basura: restos de metales ligeros arrugados como pasas, un trozo de hierro con forma de óvalo, una maraña de plástico que parecía estropajo, pedazos de cables... Era como si alguien hubiera decidido vaciar desde un avión el contenedor con los desechos de una fábrica cercana.

Pocos días después del suceso conocieron el origen de tan peculiar maná: el 30 de abril de aquel año había reentrado a la atmósfera una fase del cohete en pruebas Saturno SA-5, uno de los tests realizados dentro del programa «Apollo» de exploración de la Luna. La mayoría de la estructura se desintegró por el roce del aire terrestre, pero algunos trozos suficientemente grandes llegaron a impactar en las cercanías de las casas de Río Negro. Es uno de los primeros episodios mediáticos del fenómeno creciente de la basura espacial.

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