«Life» le saca los colores a Hitler

Adolf Hitler parecía predestinado desde su nacimiento a dejar constancia gráfica de su persona. La primera foto que conservamos de él es la de un tierno infante de ojos claros y rostro redondo. Cuando se coloca la imagen al lado de la de su madre, llama la atención la manera casi escandalosa en que se parece a ella. Otra foto no menos reveladora pertenece a su época de infancia, cuando estudiaba en un colegio católico. Hitler aparece en una imagen de curso al lado de un sacerdote. Su rostro recuerda considerablemente al de sus años de madurez y parece mostrar en el gesto de sus brazos un signo de inquieta rebeldía. A la sazón, el pequeño Adolf gustaba de jugar con sus compañeros de clase a batallas en las que se enfrentaban unos que simulaban ser británicos con otros que representaban a los Boers, los rebeldes surafricanos con los que se identificaba el Hitler niño.