Crítica de cine

«Proyecto nim»: Somos crueles

Dirección: James Marsh. Guión: Elizabeth Hess. Intérpretes: Bob Angelini, Bern Cohen, Reagan Leonard.GB/EE UU, 2011. Duración: 93 min. Documental.

«Proyecto nim»: Somos crueles
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¿Que cite a una mala bestia? El ser humano, capaz de las mayores atrocidades contra sí mismo, contra el resto de la manada y contra los otros animales de la tierra. Pocos se salvan de esa maldad que reconcome el alma y las tripas. En los 70, el doctor Terrace, un mediocre con ínfulas y bigote, tuvo la idea de educar a un chimpancé de 15 días como un bebé norteamericano más. Quería saber si era capaz de construir frases con el lenguaje de los signos. Pero antes tuvo que drogar a su madre para arrebatárselo. A una madre ronca de dolor. Sobre la familia de acogida, una panda de hippies con muchos dólares y un peculiar sistema educativo para Nim que incluía fumar marihuana y observarlo mientras descubre el sexo, mejor ni hablar. Cinco años más tarde, cuando crece y, claro, muerde, es devuelto a la sucia cárcel de donde procedía y, más tarde, la vergüenza y el espanto tocan fondo con el aterrizaje en un lugar infecto donde experimentan con primates. Nim, una especie de solitario niño afligido, pide ayuda tras los barrotes con esas señales que aprendió de la especie que ahora lo maltrata. ¿Ven la contradicción? El documental posee ritmo, una interesante estructura narrativa y escenas muy crueles, de lágrima viva, aquellas que nos recuerdan hasta dónde somos capaces de llegar. Nosotros, los malditos bichos parlantes.