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Entrevista

Eduardo Verástegui, actor y productor: «Si por rezar el rosario me tachan de loco o de fanático, no me importa»

El intérprete mexicano ha recibido el Premio CEU Ángel Herrera de Ética y Valores tras el taquillazo de «Sound of Freedom», cinta sobre la trata infantil

EDUARDO VERASTEGUI Gonzalo PerezLa Razón

Hubo un día que en que el actor mexicano Eduardo Verástegui le prometió a Dios y a su familia que «no volvería a aceptar un proyecto que ofendiera a mi familia, a mi fe o a mi comunidad hispana». Esta coherencia personal le llevó durante cuatro años a un desierto laboral. «Lo perdí todo, por un lado, pero gané con el tiempo lo importante en la vida: descubrir lo que significa ser libre». Abrió su propia productora y los éxitos cinemátográficos se sucedieron: «Bella», «Little boy» y, ahora «Sound of freedom», cinta que se ha convertido a la vez en un movimiento para erradicar la trata infantil con fines de explotación sexual. Por todo ello, Verástegui ha recogido esta semana el Premio CEU Ángel Herrera de Ética y Valores.

Mantener sus valores le llevó a hipotecar su vida, pero ahora recoge lo sembrado, no sé si en lo económico, pero sí en dormir con la conciencia tranquila…

Y en lo económico también. La película es número uno en taquilla en lo que a cine hecho por mexicanos se refiere. Es la primera vez que, después de trabajar veinte años en el sector, logro un éxito 360 que va desde lo artístico al movimiento que ha generado a su alrededor, pasando por lo personal. Nunca me imaginé esto y no llega de la noche a la mañana. Lo más importante para mí es vivir en libertad, que no es hacer lo que te dé la gana, sino lo correcto. Cuando le pides a Dios ayuda para hacer lo correcto, hay paz, libertad y felicidad. Eso no tiene precio. El concepto de ser millonario no lo vinculo a cuánto tienes en el banco sino a cuántos millones de corazones has tocado, a cuántas personas has elevado el intelecto y el alma hacia lo bueno por medio del arte.

No tiene problema en citar a Dios, no se estila entre los actores…

Nunca lo he medido. No hablo de mi fe porque me benefice en positivo o negativo, hablo de mi fe porque es lo que soy. Al final del día a quien tengo que rendir cuentas es a Dios, no a la gente. Yo lo estoy apostando todo a la vida eterna, no a la vida temporal. Aquí estamos de paso y nos estamos jugando la eternidad, por eso para mí es importante vivir bajo los estándares de Dios, no los estándares del mundo. Cada decisión que tomo va filtrada por una pregunta: ¿esto me acerca a Dios y a la santidad a la que soy llamado o no? Si es que no, hay que darle a borrar y resetear. Esto es fácil de decir, pero en la práctica somos débiles y pecadores. Convertirte en tu mejor versión, lograr tu máximo potencial es una lucha constante hasta el día en que te mueras. Y estoy convencido de que solo se puede lograr siendo católico, con una vida sacramental: confesión frecuente, comunión diaria, vida de oración, rosario cotidiano, servicio a los demás, leer la Biblia, penitencia, ayuno… Si expresar y vivir esta propuesta implica que me tachen de loco o de fanático, digan lo que digan, no me importa el qué dirán, sino Él qué dirá.

Tras el éxito de su película, ¿qué planes tiene por delante?

El 7 de septiembre me registré como candidato independiente a la Presidencia de México. Hay que sacar a los de siempre del poder que llevan violando a nuestro país por décadas. Todo está pactado para repartirse el pastel cada seis años, no hay oposición. Tuve de plazo hasta el 6 de enero para recoger un millón de firmas y volcarlas en una aplicación que resultó fallida. Al parecer, se sabía que no funcionaba a propósito para que no llegara ningún perfil independiente. Hemos puesto las correspondientes demandas. En paralelo, he puesto en marcha otra acción: pedir a los mexicanos que escriban mi nombre en un cuadro blanco para candidatos no registrados que hay en la papeleta electoral del 2 de junio.

¿Un David contra Goliat?

¡Qué bueno que no soy Goliat, porque ya sabemos cómo acabó! Es mi historia de David contra muchos Goliat. El hombre da la batalla y solo Dios da la victoria. Estamos llamados a ser fieles, no exitosos. Eso sí, si al ser fiel a Dios, además llega el éxito, es una bendición.

¿Este salto a la política puede convertirse en un peaje caro?

En todas las decisiones que tomas en la vida vas perdiendo y vas ganando. En política tenemos que participar todos porque no hay sillas vacías. Alguien siempre ocupará el espacio que tú dejas tomando decisiones importantes que nos afectan a todos y cambian el destino de un país, para bien o para mal. Siempre pido a todo el mundo que vote con valores, que abra debates en su entorno, que apoye públicamente a un candidato y, si se da el caso, dar el salto a la primera línea. Cuando alguien me dice que no va a votar, porque su voto no significa nada, le suelto: «Ya te convencieron para tenerte arrinconado y que no participes. Así les sale más barata la corrupción». Incluso si piensas que no hay nadie que cubra tus expectativas, siempre puedes votar en blanco, pero no seas indiferente, haz algo, participa.

Llegó a respaldar en campaña al ya presidente Javier Milei, que no ha dudado en insultar al Papa Francisco...

No hay un candidato perfecto en política. A la hora de respaldar a alguien, me guío por mi jerarquía de valores. Mi prioridad es la defensa de la vida, porque es el derecho fundamental y más importante. Si la persona está clara en eso, está clara en la lucha contra la trata, por ejemplo. Si luego aparentemente es un loco, no es católico o insultó a alguien, es una cuestión más personal y tendrá que rendir cuentas. Pero no porque el otro candidato no haya insultado al Papa, vaya a misa diaria, pero luego apoye el aborto a través de una ley, sí le voy a votar. Ese es un lobo disfrazado de oveja. Insultar a alguien, no digo que esté bien, pero tiene solución y parece que ya se ha reconducido su relación con Francisco, pero un bebé abortado nunca regresa. Milei es coherente en la defensa de la vida y por eso le apoyo a él, a Nayib Bukele, a Trump…

¿Cómo está viviendo el revuelo por las bendiciones vaticanas a parejas divorciadas y gais?

Soy católico porque Jesús fundó la Iglesia y dio la vida por nosotros. La verdad no caduca. Los sacramentos tampoco. Las enseñanzas de Jesucristo están depositadas en la doctrina de la Iglesia católica. No se interpreta. No hay dos verdades, sino solo una verdad. Si algo está bien o está mal, lo diga quien lo diga, está bien o está mal. No porque lo diga mi madre o el Papa tiene más razón: si se equivoca, se equivoca. No tenemos que estar con un Papa o con el otro, que es muy humano y te divide. Por otro lado, hay cosas que van evolucionando, pero otras no. Por ejemplo, si mañana llega un Papa y dice que Cristo no está en la eucaristía para ser modernos y tener más adeptos, no lo admitiríamos porque no está en discusión. En estos días estamos viendo cómo unos dicen que el Papa ha dicho esto o lo de más allá, otros están confundidos y otros estiran sus palabras para adaptarlo a lo que ellos quieren. Obviamente si un adulto le dice un sacerdote que tiene amoríos con un niño y le pide su bendición, no se puede porque Dios no bendice el pecado. Ahora, si otro hombre llega con una debilidad, con un propósito de cambio y pide la bendición para que Dios le dé fuerza en su proceso de conversión, es otra situación distinta. El documento y Francisco insisten en que no se bendice el pecado, se bendice de manera individual al pecador que quiere dejar de pecar.

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