Papa

«El ángel confirma que María no será madre de modo normal»

La concepción milagrosa de Cristo

«¿Cómo será, si no conozco varón?», pregunta la Virgen. El Papa admite que es una frase misteriosa
«¿Cómo será, si no conozco varón?», pregunta la Virgen. El Papa admite que es una frase misteriosalarazon

El Papa mismo hace la pregunta. «¿Es cierto que Jesús fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen? Sí, sin reservas», afirma Benedicto XVI en su libro sobre la infancia de Jesús. El Papa señala que hay dos puntos especiales en la historia de Jesús en los que Dios actúa directamente en la materia: «El parto de la Virgen y la Resurrección del Sepulcro, en el que no permaneció ni sufrió la corrupción». Benedicto XVI señala que, si Dios no puede actuar en lo material, «entonces no es Dios». Por el contrario, él afirma que Dios «tiene ese poder y con la concepción y la resurrección de Jesucristo ha inaugurado una nueva creación». A la escena concreta de la Anunciación del ángel Gabriel a la Virgen María dedica el teólogo Ratzinger el segundo capítulo de este nuevo libro, acudiendo a autores como el mariólogo René Laurentin. Para el Papa está claro que la concepción de Jesús es milagrosa, porque «el ángel le confirma que ella no será madre de modo normal después de ser recibida en casa por José, sino mediante "la sombra del poder del Altísimo"» y así el ángel «afirma con aplomo que ''para Dios nada hay imposible"». Eso sí, el Pontífice admite «un problema, o mejor, un misterio» con la pregunta de María: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?» «María no duda», asegura el Papa, pero «el cómo es incomprensible para ella». Aunque es un conocido partidario y estudioso de San Agustín, Joseph Ratzinger no apoya la teoría del santo de que María hubiese hecho un voto de virginidad con un varón protector, porque le parece «totalmente fuera del mundo judío en tiempos de Jesús y parece impensable en ese contexto». Así, en este libro se limita a señalar que «la exégesis moderna no ha encontrado una respuesta convincente» a esa pregunta de María. En realidad, el Papa no se aparta en nada de la enseñanza del catecismo sobre la virginidad de María, donde se explica que «la Iglesia siempre ha confesado que Jesús fue concebido en el seno de la Virgen María únicamente por el poder del Espíritu Santo, afirmando también el aspecto corporal de este suceso: Jesús fue concebido sin elemento humano, por obra del Espíritu Santo». El catecismo recuerda lo que dice el ángel a José: «Lo concebido en ella viene del Espíritu Santo». Y responde a la teoría de que se tratase de una leyenda conveniente a la Iglesia. Al contrario, siempre le trajo «viva oposición, burlas o incomprensión por parte de los no creyentes, judíos y paganos» (se recuerda el caso del pagano Celso en el siglo II). En el siglo II también Ignacio de Antioquía señala que «el príncipe de este mundo [el demonio] ignoró la virginidad de María y su parto, así como la muerte del Señor: tres misterios resonantes que se realizaron en el silencio de Dios». Benedicto XVI desmenuza los detalles de la Anunciación. Señala, por ejemplo, que el saludo del ángel («alégrate, María», en griego) es un eco del profeta Sofonías que cantaba: «Alégrate, hija de Sion, grita de gozo; el Señor, tu Dios, está en medio de ti», o, como señala el Papa, «literalmente traducido, en tu seno». Así, María cumple la profecía de Sofonías: ella es la Hija de Sion que tiene en su seno, en su interior, al Señor Dios, a Jesús, Dios hecho Niño. Y para estudiar el «sí» de María al plan de Dios acude al gran reformador medieval San Bernardo de Claraval, para quien «el cielo y la tierra contienen el aliento» esperando el sí de la joven. «Ella vacila. ¿La humildad será un obstáculo? No seas humilde, sino magnánima, danos tu sí», pide Bernardo. Y dice Benedicto XVI: «Es el momento de la obediencia libre, humilde, magnánima, en la que se toma la decisión más alta de la libertad humana». El Papa analiza además el nombre que el ángel pone al Niño: Jesús. «El nombre contiene de manera escondida el tetragrama, el nombre misterioso del Horeb, ampliado en la afirmación "Dios Salva". El nombre del Sinaí, que había quedado como quien dice incompleto, es pronunciado hasta el fondo. El Dios que es. Es el Dios presente y salvador. La revelación del nombre de Dios, iniciada en la zarza ardiente, es llevada a su cumplimiento en Jesús». Y el Papa hace contrastar a Jesús, que según el ángel «heredará el Reino de David», con el rey de los judíos de la época, el cruel Herodes. Jesús será un rey muy distinto, dice, «porque su Reino no es de este mundo».