Videos

El Papa: «No hay lugar en la Iglesia para quienes cometen abusos sexuales»

Primer cara a cara del Pontífice con seis víctimas de pederastia

El Papa junto al cardenal Claudio Maria Celli
El Papa junto al cardenal Claudio Maria Cellilarazon

El Papa Francisco ha vuelto a ir un paso más allá. No sólo criticó de nuevo los abusos sexuales a menores cometidos por sacerdotes y religiosos, pidiendo perdón a las víctimas. Lo hizo diciéndoselo a la cara a seis personas que sufrieron actos pederastas cometidos por eclesiásticos, para quienes celebró ayer una misa en la Domus Santa Marta, la residencia del Vaticano donde vive. Les dijo que los actos que perpetraron con ellos fueron como un «culto sacrílego», asegurando sentirse «profundamente dolido» por estos «pecados y graves crímenes». «Humildemente pido perdón». En su homilía, pronunciada en español, no utilizó medias palabras para referirse a los responsables eclesiásticos que miraron hacia otro lado frente a los abusos. Se excusó por la falta de respuestas adecuadas, lo que provocó «sufrimientos ulteriores» a las víctimas, poniendo en peligro «a otros menores que se encontraban en situación de peligro». A los obispos les recordó que han de rendir cuentas por la forma con que tratan este problema.

Francisco dijo sentir «angustia y dolor» por el comportamiento de algunos sacerdotes y obispos que «violaron la inocencia de los menores y su propia vocación sacerdotal» con los abusos sexuales. «Se trata de algo más que de actos despreciables. Es como un culto sacrílego porque esos chicos y esas chicas les fueron confiados al carisma sacerdotal para llevarlos a Dios y ellos los sacrificaron al ídolo de su concupiscencia», agregó el Pontífice. «Profanaron la imagen de Dios».

Los abusos son heridas que dejan «cicatrices para toda la vida». Muchos de los que los sufrieron se refugiaron «en la dependencia». Otros pagaron la experiencia con serios problemas en «la relación con los padres, los cónyuges y los hijos». «El sufrimiento de las familias ha sido particularmente grave desde el momento en que el daño provocado del abuso golpea estas relaciones vitales», advirtió. Francisco dejó bien claro que «no hay lugar en el ministerio de la Iglesia para quienes cometen abusos sexuales». Se comprometió ante las víctimas a «no tolerar el daño realizado a un menor de parte de quien sea, independientemente de su estado clerical». Para conseguir que «estos pecados no se repitan más en la Iglesia» garantizó que se seguirá vigilando la «preparación al sacerdocio», una labor para la que dijo contar con la ayuda de la Pontificia Comisión para la Tutela de los Menores. En este grupo de trabajo hay una víctima, la irlandesa Marie Collins. La Comisión debe trabajar teniendo en cuenta que «todos los menores son pequeños que el Señor mira con amor». «Pido ayuda para que podamos disponer de mejores políticas y procedimientos en la Iglesia universal para la protección de los menores y para la formación del personal de la Iglesia que lleve adelante tales políticas y procedimientos», comentó. Precisamente el Papa se reunió con los miembros de este grupo de trabajo el pasado domingo.

El Vaticano no hizo pública la identidad de las seis víctimas que participaron en la misa de Francisco. Sólo se sabe que provienen de Irlanda, Alemania y Reino Unido. Estaban acompañadas por un familiar o un amigo y se hospedaron en la Domus Santa Marta, donde fueron recibidas por el Pontífice. El portavoz vaticano, el jesuita Federico Lombardi, explicó que fue el cardenal O'Malley quien organizó el encuentro.