«Éramos tantos que quitamos las sillas para que hubiera más hueco»

«¿Has visto muy vacía la plaza?, ¿se han congregado menos personas que con Juan Pablo II?», le preguntaba un periodista británico a José Alberto, profesor de Religión en el instituto público Adeje II de Tenerife.

«¿Has visto muy vacía la plaza?, ¿se han congregado menos personas que con Juan Pablo II?», le preguntaba un periodista británico a José Alberto, profesor de Religión en el instituto público Adeje II de Tenerife. «No se han dado cuenta de que esta misa nunca se celebra aquí. Sabían que íbamos a venir tantos que la han trasladado aquí, normalmente se hace en San Anselmo», le respondió. Tanto él como el padre Alexis, que acompañan a un nutrido grupo de jóvenes de 14 y 15 años, salían de la celebración impresionados. «La basílica estaba a reventar. Es más, hemos quitado algunas sillas para hacer más hueco. No le dejábamos terminar, le hemos aplaudido durante más de 10 minutos», añade el sacerdote. Todo son buenas palabras hacia el Santo Padre, el frío romano no puede con la emoción de cada una de las personas que, poco a poco, van abandonando la Plaza de San Pedro. Francés, inglés, italiano, español, las lenguas se entremezclan, pero los pensamientos coinciden: «Ha sido un gran Papa». Joana, una de las alumnas del Instituto Adeje II, comenta lo que a ella le toca más de cerca: «Se ha volcado con

nosotros los jóvenes». Y la juventud aprecia mucho la labor de Benedicto XVI: «Hemos venido esta mañana (miércoles) a la audiencia que ha ofrecido. Nunca habíamos estado y nos apetecía verle de cerca, compartir con él los últimos días de su Pontificado». Se llaman Guiomar García e Irene Infante. Tienen 20 años y estudian Historia del Arte en Roma. «También estaremos en la última audiencia, aunque tengamos que venir a las 5 de la mañana para conseguir entrar». Las dos se emocionaron durante la celebración del Miércoles de Ceniza, aunque Irene más que su amiga. «Ha sido muy triste y he llorado un poco. Creo que la decisión que ha tomado es revolucionaria y tengo sentimientos encontrados, de pena y esperanza», afirma la estudiante. «Y ahora, ¿qué?», le preguntamos a Quique, un estudiante de Valencia. «Espero que el que le sustituya sea alguien bueno... Que se parezca a él», deja caer antes de irse.