Hay que protegerla

España es un país democrático comprometido con la defensa de la libertad religiosa. Por eso, no puede dar la espalda a la trágica situación que padece Asia Bibi, injustamente condenada a muerte en Pakistán por el delito de blasfemia.

En la reunión mantenida ayer con su marido, el Secretario de Estado de Exteriores, Gonzalo de Benito, se comprometió a ofrecer algún tipo de apoyo para recurrir la sentencia. En caso de lograr la libertad de Asia, nuestro país se comprometió a conseguir la protección necesaria para evitar que esta mujer sea asesinada por los violentos. Se ofrece una recompensa de 500.000 rupias, el equivalente a una buena casa moderna de tres habitaciones, a quien la mate.

En último lugar, España se compromete a tramitar con la máxima urgencia la petición de asilo por razones humanitarias. Ella no puede seguir viviendo allí.

Asia Bibi, su marido y sus cinco hijos merecen todo el apoyo de una gran nación que quiere ser defensora de los derechos humanos, especialmente de los más desfavorecidos. Para España, ser vanguardia en la defensa de Asia Bibi es, simplemente, un gran honor. No podemos desaprovechar esta oportunidad.