El sucesor de Benedicto XVI

José Saraiva Martins: «En la Iglesia también se cometen errores»

PREFECTO EMÉRITO DE LA CONGREGACIÓN PARA LAS CAUSAS DE LOS SANTOS

«El Papa puede ser de cualquier país, de cualquier color. Lo más importante es la idoneidad para gobernar la Iglesia»
«El Papa puede ser de cualquier país, de cualquier color. Lo más importante es la idoneidad para gobernar la Iglesia»larazon

El cardenal portugués José Saraiva Martins es prefecto emérito de la Congregación para las Causas de los Santos. En una entrevista realizada el pasado martes, antes de que se decidiese poner fin a las conversaciones con la Prensa, aboga por la renovación de la Iglesia y de la Curia, y dice que la mayor urgencia del nuevo Papa será la nueva evangelización.

–¿Cómo se viven las congregaciones?

–El ambiente en el que estamos viviendo estos días es muy sereno, familiar, de comunión. Somos una comunidad que está ocupándose de un problema fundamental para la Iglesia como es la elección de un Pontífice. Somos como una familia cuando se sienta a tratar los problemas que afrontan sus miembros. El ambiente es muy cordial, no hay discusiones.

–¿De qué están hablando?

–Uno de los grandes temas que tratamos es la nueva evangelización. En este concepto se resume el compromiso de la Iglesia hoy para responder a los distintos desafíos que presenta la sociedad contemporánea. Sabemos que en el mundo en que vivimos cada vez más se está desarrollando la indiferencia religiosa. El hombre se está habituando a vivir como si no existiese Dios. Hay un creciente relativismo. Este es uno de los grandes desafíos de la Iglesia. Durante las congregaciones generales estamos profundizando en estos problemas y discutiendo cómo se puede responder a ellos de manera más eficaz. La Iglesia de hoy debe insistir en la nueva evangelización para contrarrestar la indiferencia ante la religión, que cada vez se extiende más. Cada vez el hombre se aleja más de Dios. El nuevo Papa y toda la comunidad eclesial no pueden ignorar esta realidad.

–¿Han hablado también de la renovación de la Iglesia?

–En la Iglesia también se cometen errores, pues está formada por hombres que, por supuesto, pueden equivocarse. Es una exigencia de la propia institución eclesial intentar mejorar. En la historia encontramos ejemplos como el de San Francisco de Asís, que supuso un revolución, en el buen sentido de la palabra, para toda la Iglesia. Provocó un gran cambio positivo para volver a los valores fundamentales. Hizo un llamamiento para que cada creyente asumiese su responsabilidad y aspirase a la santidad. La renovación de la Iglesia es continua.

–¿Tendrá el nuevo Papa que ser como otro San Francisco?

–Ciertamente siempre hay necesidad de mejorar. La Iglesia ha de buscar nuevas formas para evangelizar al hombre de hoy. Hay tantos valores que se están perdiendo poco a poco... Por ejemplo, el valor de la paz, o de la igualdad y la dignidad del hombre. Todas estas cuestiones deben ser objeto de la nueva evangelización. Luego hay un capítulo muy importante para nosotros, que es que la nueva evangelización debe ser hecha con el encuentro de los laicos. Los laicos son los verdaderos misioneros, aunque muchas veces se les ignore. Ellos tienen un papel fundamental, tanto al nivel de la Iglesia universal como al nivel de las Iglesias locales.

–Pero, en numerosas ocasiones, se les brinda poco espacio...

–Sí, y muchas veces tampoco los laicos tienen conciencia de su importancia. La Iglesia debe reencontrar que su espíritu misionero está en el corazón de los laicos. Hay que discutir esta conciencia misionera con los laicos. Para mí éste es uno de los puntos importantes que debe afrontar la Iglesia hoy. Preguntar a un catecúmeno si quiere ser bautizado significa decirle que si quiere estar en el centro del Evangelio.

–¿Se ha tratado la reforma de la Curia Romana?

–Ciertamente se habla también de esto. En toda institución que tiene un componente humano, siempre existe la necesidad de una renovación continua a la luz del Evangelio y de los principios de la Iglesia.

–Hay mucha expectación por la cuestión del «caso Vatileaks». ¿Han hablado mucho de las filtraciones de las cartas de Benedicto XVI y del informe redactado por la comisión cardenalicia encargada de investigar el caso?

–Creo que la Prensa ha inflado este tema, lo ha interpretado de forma errónea y se ha sacado de su contexto. El problema no es como lo describe una parte de los medios de comunicación.

–¿Por qué se está demorando tanto el anuncio de cuándo comenzará el cónclave?

–No se puede decir nada sobre cuándo empezará porque todavía no hay nada claro. Debemos esperar un poco.

–¿Cómo es el perfil que están diseñando del nuevo Papa?

–Eso se va haciendo poco a poco. Cuando se afrontan los problemas de hoy, está claro que es imposible no hablar también de cómo debe ser el perfil del nuevo Papa. El nuevo obispo de Roma deberá seguir el camino de sus dos inmediatos predecesores, Juan Pablo II y Benedicto XVI. Son dos figuras que se complementan mutuamente.

–¿Debe ser joven?

–Lo que interesa es la capacidad, no la edad. Es importante que tenga vigor, pero éste no siempre va ligado a la edad. En Italia, por ejemplo, tenemos el caso del presidente de la República, Giorgio Napolitano, que tiene 87 años, y es muy bueno en el desempeño de sus funciones. La edad se tiene en cuenta, pero no resulta un impedimento principal. Lo que más pesa es la capacidad, la idoneidad.

–Y la nacionalidad, ¿también se tiene en cuenta?

–No. La Iglesia no tiene colores, no es blanca ni negra. Cualquiera es bienvenido en ella, da igual cuál sea su origen. El Papa, por tanto, puede ser de cualquier país, de cualquier color. Lo más importante es la idoneidad para gobernar la Iglesia en este momento de su existencia.

«Somos conscientes de la repercusión de nuestra decisión»

Saraiva Martins tiene más de 80 años y no podrá participar en el próximo cónclave, pero sí forma parte de las congregaciones generales de esta semana, en las que se está diseñando el «retrato robot» del nuevo Papa. Es una responsabilidad que, según dice, «no da miedo»: «Somos conscientes de las repercusiones que tendrá nuestra decisión. Estamos tranquilos porque hacemos lo que nos dice nuestra conciencia frente a Dios».