La sucesión de Benedicto XVI
Respaldado por su círculo más íntimo hasta el final
Después de Benedicto XVI, todas las miradas se posan estos días en Georg Gänswein. Aunque, en realidad, nunca ha dejado de ser observado. El arzobispo titular de Urbisaglia siempre había llamado la atención por su «bella figura», como demostró la portada de la edición italiana de «Vanity Fair».
Después de Benedicto XVI, todas las miradas se posan estos días en Georg Gänswein. Aunque, en realidad, nunca ha dejado de ser observado. El arzobispo titular de Urbisaglia siempre había llamado la atención por su «bella figura», como demostró la portada de la edición italiana de «Vanity Fair». Sin embargo, el número dos del Vaticano, jefe de la Casa Pontificia y asistente personal de Ratzinger, es a día de hoy una de las personas más poderosas de la Santa Sede. Ahora bien, ¿cuál es su futuro? Continuará ejerciendo de asistente al menos hasta el 28 de febrero, día en que el Pontífice hace oficial su renuncia, y en el que se retira a Castel Gandolfo primero, y al convento Mater Ecclesiae después. Allí, será atendido por Loredana, Carmela, Cristina y Rosella, las cuatro Memores Domini que ejercían de asistentas en El Vaticano.
Pero la Casa Pontificia es otra cuestión. Dirigida por Gänswein, congrega al círculo más íntimo del Santo Padre en todo lo que se refiere a la organización y protocolo de actividades religiosas y civiles. Y lo que es más importante: en caso de enfermedad, Gänswein es el único con autoridad para disponer de sus asuntos.
Ahora, es de esperar que el sucesor de Benedicto XVI decida nombrar a otra persona. No sería extraño que el próximo Pontífice le asignara una diócesis alemana. Ahí está el caso de Stanislaw Dziwisz, el que fuera secretario personal de Juan Pablo II, y que, tras la muerte de éste, fue proclamado arzobispo de Cracovia en 2006 por Benedicto XVI. Con todo, en el entorno más íntimo del Pontífice no puede dejar de destacarse a personajes de suma importancia. Como Guido Marini, maestro de las ceremonias litúrgicas vaticanas, un cargo que le lleva a estar al lado de Benedicto XVI en todas sus ceremonias públicas. Así, no sólo recibe las indicaciones del Papa en esta materia, sino que también le presenta las sugerencias que llegan. «Estar tan cerca del Papa supone un gran enriquecimiento, tanto por ser el vicario de Cristo como por la estatura de hombre de pensamiento de Benedicto XVI», afirmó en una entrevista a LA RAZÓN. Tampoco puede olvidarse a Alfred Xuereb, que se reparte con Gänswein las labores de secretariado. De hecho, ambos comparten una estancia conectada directamente con el estudio de Benedicto XVI.
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