Badajoz

Un ejemplo actual de caridad

La Razón
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Córdoba se viste de fiesta hoy para celebrar al padre Cristóbal, que será proclamado beato por el cardenal Amato. La Iglesia con este acto propone solemnemente a uno de sus mejores hijos como ejemplo de santidad para todos los fieles. Es la primera vez que se celebra un acto de este tipo en la catedral de Córdoba.

Nació en Mérida (Badajoz) y vivió en el siglo XVII, muriendo en Córdoba en 1690. Pero es muy actual porque los santos transcienden las coordenadas de su tiempo y porque el beato Cristóbal se deshizo en caridad, dejando una huella imborrable en la ciudad de Córdoba y por donde van pasando sus hijas: las Hermanas Nazarenas Hospitalarias Franciscanas. Se había ordenado sacerdote en Mérida con 24 años y, cuando tenía treinta, su vida dio un vuelco en la búsqueda de Dios. Se retiró al desierto del Bañuelo, una ermita en la sierra de Córdoba. Tras seis años de intensa oración y fuertes penitencias, de convertirse en padre de otros ermitaños que buscaban sinceramente a Dios y templado su espíritu en la identificación con Cristo, bajó a la ciudad y se deshizo en obras de caridad, especialmente con las mujeres maltratadas y las niñas. Nombrado consiliario del hospital Jesús Nazareno y capellán de la misma hermandad, hizo de esta piedad popular un cauce de caridad, que se desbordó por toda la ciudad, dejando el buen olor de Cristo hasta nuestros días. Fue tenido por santo en vida y a su muerte se produjo una explosión de gratitud en torno a él. Por su intercesión, en 2002 una madre pudo llevar a feliz término su embarazo. Su niño nació sano. Éste es el milagro que le lleva a los altares.

De espíritu franciscano, con una fe inquebrantable en la divina providencia, pidiendo limosna y dando consuelo a todos, se le fueron sumando varones y mujeres, que han continuado su carisma y su obra. Los hermanos se extinguieron hace un siglo y las hermanas continúan en distintas obras asistenciales y educativas en una veintena de casas, de España y de América. Un corazón identificado con Cristo encuentra cauces para acercarse a las pobrezas de entonces y de hoy, sanando heridas como el buen samaritano. Un ejemplo así es de enorme actualidad.