Coronavirus
¿Un nuevo coronavirus aún más contagioso?
La publicación de una nueva cepa del SARS-CoV-2 supuestamente más contagiosa ha desatado la polémica
La noticia fue publicada ayer por «Los Angeles Times» y replicada en varios medios de comunicación del mundo, entre ellos, varios españoles. Un equipo de científicos habría encontrado una nueva cepa de SARS-CoV-2 dominante en el ambiente y con una mayor capacidad de contagio que las anteriores. Los medios que reprodujeron el artículo llegaron a señalar que este hallazgo podría poner en riesgo los planes de desescalada y retrasar las expectativas de lograr una vacuna contra Covid-19. La realidad es que la mayor parte de los virólogos consultados se muestran muy escépticos ante la publicación y que los datos supuestamente avalados por el artículo reseñado dejan más dudas que certezas.
Todo comenzó con la publicación en la plataforma BioRxiv (un servicio de recopilación de investigaciones sobre biología que no ha sido revisadas) de una investigación de expertos de Los Alamos National Laboratory que han estudiado la evolución del actual coronavirus durante dos meses. En concreto, pusieron su foco en varias secuencias genéticas de muestras extraídas de pacientes en diferentes lugares del mundo. Parte importante de su investigación es la famosa proteína S encargada de fusionar al virus con la membrana de las células que ataca. El análisis parece concluir que los virus prevalentes en las primeras fases de la epidemia muestran una mutación en la región encargada de controlar esa proteína a la que llamaron D614. Pero a partir de febrero, por el Viejo Continente y por Estados Unidos proliferó una variante con una mutación llamada G614. El rápido reemplazamiento de D614 por G614 parecía indicar que había nacido una versión del virus más contagiosa y con mayor éxito de reproducción en Europa.
Los primeros titulares de Prensa fueron alarmantes: «La cepa europea del coronavirus es mucho más contagiosa que la original»; «El nuevo coronavirus que domina el mundo es más contagioso»; «Los científicos alertan de otr modalidad dominante más contagiosa». Pero la comunicación de los expertos de Los Alamos no permite realizar afirmaciones tan tajantes.
En primer lugar, sí parece obvio que la mayoría de las secuencias genéticas aisladas de coronavirus actuales está relacionada con el brote europeo. Es cierto que las cepas ahora circulantes provienen de orígenes en el Viejo Continente, pero, ¿significa eso que el virus europeo ha mutado hacia una cepa más agresiva? No necesariamente: una razón plausible es que en Europa no fuimos capaces de detener la expansión con medidas drásticas con la celeridad con la que se actuó en Asia. Es probable que la mutación europea se haya reproducido más porque los europeos fuimos menos diligentes a la hora de ponerle freno.
Llave de entrada
Una de las expertas que más ha tratado de combatir la información de un virus más nocivo es la viróloga de la Universidad de Columbia, Ángela Rasmussen. Contactada por sus redes sociales, Rasmussen es tajante: «el artículo es una pura conjetura. No está basado en ningún experimento de laboratorio». Efectivamente, parece que existe la mencionada mutación en la proteína S, pero no hay ni una sola referencia a que dicha mutación conduzca a una mayor infectividad. Es como si encontramos un virus con una llave de entrada a la célula distinta a la de sus primos más antiguos. A priori no sabemos si esa llave sirve o no para abrir la puerta a la infección. La alarma inicial se desató porque la proteína S es uno de los objetivos de la lucha contra la Covid-19. La esperanza de encontrar una vacuna residió desde el principio en lograr algún fármaco que bloqueara esa llave de entrada a la célula. Además, las mutaciones en ese lugar del genoma podrían conducir a reinfecciones de personas que ya han superado la enfermedad y desarrollado defensas contra la variedad anterior. Pero hay que recordar que el estudio que ha provocado el revuelo solo se ha publicado en un servidor público sin revisión previa, no tiene el aval de una publicación de prestigio y que incluso reconoce su incapacidad para «hallar una correlación clara entre la nueva mutación y un aumento en las hospitalizaciones».
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