Coronavirus
El miedo a un posible contagio por covid, la razón de las barricadas en Tunte
La falta de información de las autoridades de la isla de Gran Canaria sobre el traslado de 27 inmigrantes levantó los ánimos de los vecinos
La falta de información clara por parte de las autoridades de la isla y los bulos suscitados en redes sociales incendiaron, durante unas horas, los ánimos de los vecinos de este pequeño pueblo del interior de Gran Canaria. En las islas hay 14 brotes activos con 151 casos positivos, la mitad (75) corresponden a inmigrantes. La preocupación por el coronavirus y no por la presencia de inmigrantes fue lo que motivó el altercado de los vecinos de Tunte, en el municipio de San Bartolomé de Tirajana, por el traslado de 27 extranjeros al centro de acogida. Aunque estas personas habían dado negativo en la prueba PCR, el miedo caló entre los habitantes. «Han dado negativo hoy, pero pueden dar positivo en unos días más durante la cuarentena», señalaba una de las vecinas.
Ese temor se despertaba entre los vecinos debido a que las personas reubicadas forman parte de un grupo de 71 migrantes llegadas a la costa canaria el pasado fin de semana. Tras hacerles la prueba, 13 de ellos dieron positivo y quedaron aislados en otra dependencia. El resto permaneció en custodia policial hasta que 27 fueron trasladados por la Delegación del Gobierno a la residencia de estudiantes de Tunte. Pero la desconfianza de los vecinos seguía aumentando. Ayer, otro autobús con 39 inmigrantes llegó al centro de acogida. En esta ocasión un hombre intentó impedir el acceso del autobús al centro y fue detenido.
Este pequeño pueblo no es la primera vez que acoge a personas llegadas en patera. De hecho, desde el pasado mes de octubre casi un centenar de migrantes fueron albergados de forma temporal en la residencia escolar que hoy acoge a estas personas.
«No somos racistas»
La diferencia para que ahora se hayan montado barricadas con contenedores y ramas de árboles radica en el temor al contagio por la Covid-19. «No somos racistas, pero muchos tenemos padres mayores y el centro donde se encuentran está cerca de las viviendas y de un colegio», dice una de las habitantes. «No quiero que traigan a nadie con coronavirus», añade otra. A pesar de que la cuarentena a la que tienen que estar sujetos es la misma para cualquier persona y no podrán salir de las instalaciones, el miedo y la alarma por los contagios se expandió rápido.
El centro continúaba ayer custodiado por la Policía Nacional y el alcalde en funciones, Samuel Henriquez, reprobó la actuación de los vecinos. Algunas personas llegaron incluso a increpar y rodear a una reportera de la televisión autonómica, obligándola a refugiarse junto a su compañero cámara en su furgoneta. Lo cierto es que en la historia de Tunte hubo otro momento tenso en 2006. Un vecino fue condenado por atacar el centro de menores inmigrantes. En aquella ocasión el agresor fue solo una persona y estuvo claramente identificado. Ahora, la movilización ha sido mayor, pero sin llegar a esos extremos tan violentos.
El responsable de Inmigración de Cruz Roja en Canarias, José Antonio Rodríguez Verona, cuenta a LA RAZÓN que «el problema surge con la información difusa, se pensaba primero que iban a ir todos, positivos y negativos, hasta que al final se dijo que los positivos se iban al muelle de Arinaga y los negativos a Tunte». Verona recordó que desde el año 2005 llegan pateras a las costas del sur de la isla, y son las propias personas del municipio las que realizan la primera asistencia a pie de playa, «por lo que es ilógico que se diga que son un pueblo racista».
Por otrolado, el Gobierno regional firmó días antes de lo sucedido un convenio de cogestión sanitaria para la acogida de migrantes con el Estado y exigió una mayor corresponsabilidad en la atención a los extranjeros irregulares, así como la habilitación de espacios para su llegada. Una llegada que se ha multiplicado por siete en los últimos meses.
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