Sociedad

Covid-19

Se disparan los contagios en prisiones

Los casos en activo han subido casi un 80% respecto a principios de septiembre. Pese a ello, las mascarillas siguen sin ser obligatorias para los internos dentro de los módulos

Vista del centro penitenciario de Lledorners en Cataluña.
Vista del centro penitenciario de Lledorners en Cataluña.Susanna SáezEFE

Un hervidero en ebullición, así es como se podría definir la situación que se vive en las prisiones por la Covid-19. La pandemia ha golpeado los centros penitenciarios, donde, pese a las diferentes medidas llevadas a cabo por Instituciones Penitenciarias, la situación no está controlada. Así, desde el 22 de junio y hasta el 21 de octubre, se han registrado 295 positivos entre los trabajadores, estando hoy 122 casos en activo. En cuanto a los internos, hay 334 acumulados positivos (incluido el preso fallecido), de los que 122 están en activo, según los datos publicados esta semana por la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias. Es decir, 255 casos en activo, frente a los 217 que había la semana pasada. Un incremento porcentual del 17,51% en una semana. De hecho son los peores datos registrados desde el 9 de septiembre, última fecha en la que daban casos activos. Entonces había 142. Es decir, un aumento porcentual del 79,58% desde entonces.

El motivo no es sólo que se hagan más PCR que antes, que también, sino que “no se están dando mascarillas a los internos”, denuncia José Ramón López, presidente de ACAIP-UGT. “Únicamente se entregan mascarillas a los internos que están confinados, en cuarentena por la Covid-19”, asegura. “Si se volvieran a cerrar las prisiones no haría falta, pero con las entradas y salidas que hay, incluidas las visitas de familiares, no puede ser que no les den mascarillas”, añade.

De hecho, desde la Secretaría de Instituciones Penitenciarias el pasado lunes se envió un escrito, facilitado por este sindicato, en el que se insta a los directores de los centros a adquirir mascarillas reutilizables para toda la población reclusa solicitándoles previamente que se remita un presupuesto a la Subsecretaría General de Planificación y Gestión Económica teniendo que cuenta que estas mascarillas han de soportar un mínimo de cinco lavados a 60 grados. Una medida que a todas luces llega tarde y en la que no se precisa su obligatoriedad de uso ya sean las reutilizables como las quirúrgicas salvo en los siguientes supuestos: al salir y regresar de diligencias judiciales o de atención hospitalaria, los que realicen actividades laborales en el centro, los que asistan a cursos formativos o actividades de tratamiento, los que realicen entrevistas o actividades de grupo con profesionales, los que tengan que ir a enfermería, para la entrega de medicación, los que salgan de su módulo y en caso de indicación sanitaria. Es decir, las mascarillas siguen sin ser obligatorias para los internos en el interior del módulo en el que habiten. Si bien, los internos de diferentes módulos en general no comparten patio, ya que cada módulo tiene un patio, hay excepciones como el patio general de la prisión de Burgos o el Centro Penitenciario de El Dueso, precisan desde ACAIP-UGT.

A los trabajadores sí se les suministra este material: quirúrgicas, salvo a aquellos que están en los módulos de cuarentena, a los que se les suministra mascarillas FFP2. No obstante, tan importante es hacer entrega de este bien como el tiempo para el que se las da, ya que en el caso de las quirúrgicas no protegen más allá de las cuatro horas “Hemos recibido numerosas quejas de los empleados porque hay centros que dar una quirúrgica para 16 horas de turno y otros incluso para dos días”, denuncia.

Además, “es habitual que el personal después de estar en una situación de posible contagio, vuelva a trabajan sin que les hayan dado los resultados de las pruebas. Nos están tardando hasta 20 días en dar los resultados de las PCR”.

Por eso, y con el fin de reducir estos contagios, desde ACAIP-UGT piden que o se suministran ya las mascarillas y se corrigen las situaciones mencionadas o que se proceda al cierre preventivo de todas las prisiones. “No puede ser que se estén permitiendo visitas a los centros penitenciarios, salvo en los que hay brotes. Las visitas entran sin una PCR hecha. Hacen sólo una declaración responsable diciendo que están bien”, como en los aeropuertos, en definitiva. Con una salvedad, que al estar privados de libertad los internos han de dormir después con el compañero que horas antes ha tenido un vis a vis o que ha tenido una salida, lo que provoca enfados y revueltas que en prisiones hay que minimizar.

Y es que las prisiones “son más permeables de lo que la gente piensa”. Para hacernos una idea del tránsito que hay en alguna de las cárceles, José Ramón López pone de ejemplo el Centro Penitenciario Madrid III, en Valdemoro. "En este centro entran más de 30 personas diarias ajenas a la institución (ONG’s, talleres, etc...). Además de múltiples camiones de reparto de diferentes empresas. Y todo ello pese a que las comunicaciones en esta prisión están restringidas y los familiares no pueden venir. Por ejemplo: el pasado jueves hubo 10 diligencias de salida, seis de entrada, ocho extradiciones a Italia, dos conducciones con 25 internos, cuatro salidas de hospital. Al día siguiente tres conducciones (35 internos).

En la de Foncalent, Alicante, un centro de menor tamaño y con limitaciones por cuarentena de personas infectados y los vis a vis y voluntariado suspendidos por el brote de Covid-19, entraron a “los locutorios en la última semana 210 familiares. El 14 de octubre hubo 43 entradas y salidas de hospital y diligencias varias. A ello suma ocho ingresos por traslado y cuatro de libertad”.

Por todo ello, este sindicato, el mayoritario de prisiones, formuló ya en julio y también en agosto dos escritos de queja denunciando la falta de previsión de medidas frente a los brotes de SARS-CoV-2 en el ámbito de prisiones. Una situación que según ellos continúa a tenor de los casos positivos y en cuarentena pese a la suspensión de permisos, salidas programadas y comunicaciones especiales en diferentes centros llevadas a cabo, como los siete de la Comunidad de Madrid.

A ello se suma el tema del déficit de sanitarios. “Nos faltan sobre todo facultativos médicos. Hay centros con uno o dos cuando tendría que haber siete. Y eso que durante la pandemia se contrató a 40 interinos. El problema son las jubilaciones el déficit de sanitarios es algo que llevamos tiempo arrastrando”, explica el presidente de ACAIP-UGT. De hecho, hay 219 vacantes de médicos sin cubrir y 15 plazas de subdirectores médicos, según los datos facilitados por el sindicato. “Falta casi el 50% de los puestos existentes y va a peor, porque en los dos próximos años se van a jubilar un número importante de los que actualmente trabajan en los centros”.