Alimentación

Dime qué cenas y te diré qué riesgo de enfermedad cardíaca tienes

Un estudio concluye que los que cenan verduras, frutas y hortalizas pueden reducir la probabilidad de sufrir una enfermedad cardiovascular en un 10%. De hecho, tomar carne y carbohidratos refinados en el desayuno en vez de en la cena reduce el riesgo

Las carnes procesadas, el azúcar, el exceso de alcohol, los alimentos fritos y las grasas saturadas pueden alterar negativamente la flora intestinal./larazon.es
Las carnes procesadas, el azúcar, el exceso de alcohol, los alimentos fritos y las grasas saturadas pueden alterar negativamente la flora intestinal./larazon.eslarazon

Ya lo dice el refrán “de grandes cenas están las sepulturas llenas”, y sin embargo seguimos haciendo caso omiso. Pues bien un estudio publicado en “Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism” concluye que cenar a base de verduras reduce el riesgo de sufrir una enfermedad cardiovascular en un 10%. De hecho, las personas que cenan demasiados carbohidratos refinados y carnes grasas tienen un riesgo más alto de sufrir esta enfermedad a aquellos que ingieren una dieta similar para el desayuno.

Las enfermedades cardiovasculares como la insuficiencia cardíaca congestiva, los ataques cardíacos y los accidentes cerebrovasculares, son la principal causa de muerte a nivel mundial, y se calcula que se cobran 17,9 millones de vidas cada año. Comer muchas grasas saturadas, carnes procesadas y azúcares agregados puede elevar su colesterol y aumentar el riesgo de enfermedad cardíaca. Ingerir una dieta saludable para el corazón, con más carbohidratos integrales como verduras y granos y menos carne, puede, en cambio, compensar significativamente el riesgo de enfermedad cardiovascular.

“El horario de las comidas junto con la calidad de los alimentos son factores importantes a considerar al buscar formas de reducir el riesgo de enfermedad cardíaca. Nuestro estudio encontró que las personas que comen una cena a base de plantas con más carbohidratos integrales y grasas insaturadas redujeron su riesgo de enfermedad cardíaca en diez por ciento “, afirma el autor del estudio, Ying Li, de la Universidad Médica de Harbin, en China. “Siempre se recomienda llevar una dieta saludable, especialmente para aquellos con alto riesgo de enfermedad cardíaca, pero descubrimos que comer carne y carbohidratos refinados para el desayuno en lugar de la cena se asoció con un riesgo menor”, añade.

Los investigadores estudiaron los datos de 27.911 adultos estadounidenses de la Encuesta Nacional de Examen de Salud y Nutrición y analizaron la información dietética recopilada durante las entrevistas con los participantes durante dos días no consecutivos. Examinaron la asociación entre comer diferentes grasas, carbohidratos y proteínas en el desayuno o la cena con las tasas de enfermedad cardíaca de los participantes.

“La primera premisa ha de ser seguir una dieta saludable a base de plantas, es decir, verduras, hortalizas y frutas, además de legumbres y frutos secos. Hay que evitar el consumo de tanto carbohidrato refinado (pan, cereales azucarados, pasta...), de grasas refinadas y saturadas de mala calidad (precocinados) y azúcares añadidos”, explica Andrea Calderón, secretaria científica de la Sociedad Española de Ciencias de la Alimentación (Sedca) y docente de la Universidad Europea de Madrid. “Así se reduce el riesgo de patología cardiovascular. Y hay que hacer hincapié en esta recomendación en personas ya con riesgo cardiovascular o alguna patología asociada”, precisa.

En cuanto a los horarios, “se debe probablemente a los ritmos circadianos, que hace que el organismo esté más capacitado para ingerir mayores cantidades de alimentos durante el día que por la noche, por eso muchos estudios hacen hincapié en desayunar más fuerte. Aunque hay controversia con este tema”, añade la nutricionista.

Es peor cenar comida grasa que durante el desayuno porque “durante el sueño se producen una serie de modificaciones de carácter fisiológico, como cambios cardiovasculares bruscos durante la fase REM, y además durante el sueño es cuando más se mueve el intestino y por tanto no hay que sobrecargarlo en exceso porque eso puede traducirse en una mayor absorción de esas grasas y de esos hidratos de carbono de absorción rápida produciendo elevaciones bruscas en sangre de azúcares, glucosa fundamentalmente, y también de colesterol. Eso se ha comprobado desde hace muchos años y es que una cena rica en grasas saturadas produce incrementos bruscos de colesterol durante el sueño y uno se puede despertar a media noche con una crisis de angina violenta que puede derivar en un infarto de miocardio”, detalla el Dr. José Luis Palma, vicepresidente de la Fundación Española del Corazón. De ahí, que para la cena sea mejor “tomar una ensalada aderezada con aceite de oliva y una tortilla francesa y dejar que pasen dos horas antes de irse a la cama”, añade el doctor.