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El síndrome del impostor o el miedo a ser un fraude: qué es, cuáles son sus causas y qué tipos existen

Aunque este fenómeno no está reconocido como trastorno o enfermedad mental, las personas que lo padecen permanecen convencidas de que no merecen el éxito que han conseguido

Aquellos con el síndrome permanecen convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguido
Aquellos con el síndrome permanecen convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguidolarazon

Lo primero que debemos saber es que este fenómeno psicológico no está reconocido como trastorno o enfermedad mental, y por tanto no está recogido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales, ha sido objeto de estudio de numerosos psicólogos y educadores. El término fue acuñado por las psicólogas clínicas Pauline Clance y Suzanne Imes en 1978, año en el que publicaron un artículo sobre este síndrome, llamado “The imposter phenomenon in high achieving women: Dynamics and therapeutic intervention” (El fenómeno impostor en mujeres de alto rendimiento: dinámica e intervención terapéutica, en castellano).

¿Qué es?

Mujer lamentándose
Mujer lamentándoselarazon

Aquellos con el síndrome permanecen convencidos de que son un fraude y no merecen el éxito que han conseguido. Las pruebas de éxito son rechazadas como pura suerte, coincidencia o como el resultado de hacer pensar a otros que son más inteligentes y competentes de lo que ellos creen ser.

Causas

Tristeza, miedo, incertidumbre, hartazgo, aburrimiento, depresión, ansiedad... estas son muchas de las consecuencias del síndrome.
Tristeza, miedo, incertidumbre, hartazgo, aburrimiento, depresión, ansiedad... estas son muchas de las consecuencias del síndrome.UNSPLASH

Las causas de este síndrome aún no están claras, aunque se ha señalado que existen una serie de factores que pueden tener una gran influencia en su desarrollo. Además de incidir en él las altas expectativas y la difícil situación económica, los requisitos para lograr el éxito nos llevan a una competencia tóxica que hace que nos sintamos como un impostor.

Otro desencadenante puede ser la aceptación de un nuevo rol, especialmente cuando es diferente de lo que ha estado haciendo. Por el contrario, a veces no tiene un desencadenante claro. De hecho, los psicólogos también señalaron que determinados eventos de la infancia pueden ser el origen. Hechos como la comparación de padres o maestros con hermanos u otros niños, las dificultades de aprendizaje, ser demasiado perfeccionista, tener la autoestima baja o ser víctima de críticas frecuentes pueden conducir al síndrome del impostor de alguna manera.

Tipos de impostor

La contención emocional que padecen los afectados por esta condición suele derivar en depresión, ansiedad y en trastornos psicosomáticos | Fotografía de archivo
La contención emocional que padecen los afectados por esta condición suele derivar en depresión, ansiedad y en trastornos psicosomáticos | Fotografía de archivoLa RazónLa Razón

Las clasificaciones también existen en el síndrome del impostor. La Doctora Valerie Young, experta en la materia, escribió en 2011 un best-sellers llamado “The Secret Thoughts of Successful Women: Why Capable People Suffer from the Impostor Syndrome and how to Thrive in Spite of it” (Los pensamientos secretos de las mujeres exitosas: por qué las personas capaces sufren el síndrome del impostor y cómo prosperar a pesar de él, en castellano). Donde categorizó los comportamientos relacionados con este síndrome en cinco grupos de personas:

  • El perfeccionista: Perfeccionismo y síndrome del impostor suelen ir de la mano. Porque las personas perfeccionistas y fanáticas del control suelen fijarse metas muy altas. Y cuando no las consiguen, experimentan grandes dudas sobre sí mismas.
  • El experto: Las personas que sufren el síndrome del impostor y pertenecen a esta categoría sienten que, de alguna manera, engañaron a las personas que les contrataron. Viven en continua angustia pensando que en algún momento se descubrirá que son inexpertos en su área y serán despedidos.
  • El superhumano: Estas personas se presionan a ellos mismo para trabajar muy duro y estar a la altura como una forma de encubrir sus inseguridades. La sobrecarga de trabajo generado tiene como consecuencia el estrés laboral, problemas en las relaciones con los demás y daños en la propia salud mental.
  • El individualista: Este tipo de personas, al pedir ayuda, creen que están revelando sus debilidades y dejando de demostrar lo que valen.
  • El genio natural: Otro caso de personas que sufren el síndrome del impostor son las que juzgan el éxito en función de sus capacidades y no de sus esfuerzos. Entienden que si tienen que trabajar duro en algo es porque son malos en ello. Creen que tienen que hacerlo todo bien a la primera, y cuando no son capaces de hacer algo rápidamente, se estresan.

Ante esta perspectiva, para poder lidiar con la frustración y el estrés que genera el síndrome del impostor, debemos tratar el asunto con un psicoterapeuta, algo que siempre va a ser una opción válida ante cualquier tipo de malestar emocional que podamos sentir. Más allá de esta opción, no existe un método claro, y cada uno puede elegir su modo de sobrellevarlo.