Odontología
Cuida la salud de tus dientes: cómo evitar dañar el esmalte dental al cepillarse
Aunque es necesario lavarse los dientes, es importante hacerlo de manera prudente y sin excesos
Si te preocupas por tu higiene bucal, seguramente pones mucho esmero en el cepillado, algo necesario y fundamental para mantener tus dientes y encías sanos por más tiempo. Sin embargo, es importante tener cuidado y no ser demasiado "incisivos". Cualquier exceso es perjudicial… y esta regla también se aplica al cepillado de dientes:
¿Por qué es tan importante lavarse los dientes?
El enorme desarrollo económico y tecnológico que tuvo lugar en la segunda mitad del siglo XVIII con la revolución industrial tuvo enormes efectos positivos en la sociedad. En primer lugar, mejoró la calidad de vida de muchas personas al proporcionar acceso a productos antes escasos. Además, se generaron nuevos roles y oportunidades para las personas. También permitió un desarrollo de la técnica y el conocimiento sin precedentes. Ahora bien, no todos los cambios que introdujo la revolución industrial fueron positivos.
Una de las consecuencias más perniciosas de la revolución industrial fue la aparición de una discordancia en el tipo de alimentación que se impuso y aquella para la que está preparada nuestra dentición, lo que afectó notablemente a la fortaleza estructural de nuestros dientes. Después de varios cientos de años masticando alimentos cada vez más blandos, ácidos y azucarados, nuestros dientes se han hecho más y más débiles.
Ahora, los seres humanos sufrimos una serie de afecciones dentales que no sufren el resto de los mamíferos y que nunca sufrieron nuestros ancestros más primitivos. Ellos, por ejemplo, jamás tuvieron que preocuparse por la corrosión provocada por el azúcar, tan presente hoy en nuestra dieta. Con estos cambios en la dieta, nuestros dientes han pasado de ser tremendamente resistentes... a ni siquiera ser capaces de durar una sola vida. Y para mantenerlos en buen estado, es imperativo que mantengamos una rutina de limpieza constante y exhaustiva... algo que no había sido tan importante en ningún otro momento de la historia.
Cuando te cepillas los dientes, eliminas los restos de comida y la placa, una sustancia blanca y pegajosa que se forma en los dientes y contiene bacterias. Después de comer algo con azúcar, las bacterias de la placa producen ácidos que dañan el esmalte dental. Con el tiempo, el ácido puede dañar el esmalte y causar caries.
Este es el motivo por el que el fluoruro de sodio (NaF) es el principio activo principal de los dentífricos. Su aporte en flúor aumenta la resistencia del esmalte de los dientes al ataque ácido de bacterias causantes de caries, derivada fundamentalmente del consumo de azúcar. Si no se elimina, la placa puede endurecerse y convertirse en sarro, lo que provoca, a su vez, la aparición de diversas enfermedades periodontales, sobre todo gingivitis y periodontitis.
Los excesos siempre son peligrosos
Aunque el cepillado de los dientes es esencial, tiene que ser equilibrado... y no podemos volvernos locos cepillándonos los dientes 5 veces al día o haciéndolo con demasiada fuerza. Tenga en cuenta el lector que estos comportamientos pueden hacer mucho daño al esmalte de los dientes, haciendo que eliminemos las capas superiores y que provoquemos problemas de sensibilidad, irritación y sangrado… además de un debilitamiento generalizado de la estructura del diente.
Y lo peor de todo es que la destrucción del esmalte es un proceso lento… pero irreversible. Las únicas materias que pueden “auto regenerarse” en nuestro cuerpo son aquellas que están formadas por células y el esmalte dental es un tejido que prácticamente no tiene células. El esmalte de nuestros dientes está formado por hidroxiapatita, un compuesto muy duro pero muy sensible a los ácidos que pasan por nuestra boca.
En conclusión, cepillarse los dientes de forma regular y adecuada es crucial para mantener una buena salud bucal y prevenir enfermedades como la caries dental y la enfermedad periodontal. Sin embargo, cepillarse los dientes más de tres veces al día o hacerlo con demasiada fuerza, puede ser contraproducente ya que puede dañar el esmalte dental y provocar sensibilidad e irritación. Por lo tanto, es importante encontrar un equilibrio y seguir las recomendaciones de los profesionales de la salud bucal.
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