
Opinión
Las bombas de relojería de la nueva Ley del Medicamento
Hay quien alerta del peligro de que se disparen las exportaciones paralelas y el consecuente problema de suministro

La nueva Ley del Medicamento que ultima el Ministerio de Sanidad encierra muchas más sombras que luces, a la espera de explicaciones oficiales técnicas, y no propagandísticas, sobre la misma. Sombras, por cierto, que se ciernen como si fueran negros nubarrones sobre pacientes, médicos e industria farmacéutica, con la que acaba de pactarse una estrategia que podría quedar muy tocada.
Los cambios pergeñados por Mónica García y sus huestes introducen por ejemplo una suerte de subasta continuada de fármacos que impacta de lleno sobre estos tres agentes. De ella se deriva la introducción en el sistema de un copago evitable que obligaría al paciente que necesite un medicamento que no sea el seleccionado por su precio más bajo a pagar la diferencia con el precio del medicamento recetado por el médico, lo que generaría ciudadanos de primera y de segunda, con especial incidencia en las poblaciones más vulnerables. Además, este sistema provocaría cambios muy frecuentes en la medicación para los pacientes, con los problemas de adherencia o de confusión en la administración que ello lleva aparejado.
Por otro lado, hay quien alerta del peligro de que se disparen las exportaciones paralelas y el consecuente problema de suministro, así como del riesgo para el tejido productivo en España, con gran impacto en los medicamentos fuera de patente. Este panorama de incertidumbre no incentiva precisamente a las empresas a invertir y apostar por su crecimiento en España, algo esencial, a la vista de lo que ocurrió en la pandemia.
Finalmente, peligra la sacrosanta libertad de prescripción de los médicos, al permitirse al farmacéutico cambiarla en ámbitos mayores, por lo que no se entiende el silencio de las organizaciones que les representan.
✕
Accede a tu cuenta para comentar