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Entrevista

Carlos Cenalmor: «El ‘‘burnout’’ es una pandemia tan grave como invisible»

Entrevista al doctor Carlos Cenalmor, psiquiatra y autor del libro «El síndrome burnout»

Dr. Carlos Cenalmor ÁLEX MORENOLA RAZÓN

Carlos Cenalmor, médico, psiquiatra y psicoterapeuta, es de los que «no lo resuelve todo con pastillas». Tras crecer en Madrid y formarse en las mejores hospitales, sufrió un episodio de estrés tan importante que marcó un antes y después, hasta el punto de dejarlo todo y mudarse a un valle en pleno Pirineo. Desde allí, ahora conciencia a la sociedad sobre «El síndrome burnout», el título de su libro que se convierte en una guía para «no quemarse».

¿Qué es este síndrome?

Hablamos de un problema de salud muy extendido y que está incluido en la Clasificación Internacional de las Enfermedades de la OMS. La mayoría piensa que es «tener algo de estrés o cansancio», pero realmente estamos ante una auténtica pandemia grave que la mayoría de la gente desconoce.

¿De qué cifras hablamos?

Un 30% de la población tiene síntomas de «burnout». Y en ciertos colectivos (empresarios, sanitarios, profesores, directivos) alcanza el 75%. Estas cifras superan a la depresión y a la ansiedad por mucho. Sin embargo, es un problema del que se ha empezado a hablar en serio hace muy poco. De hecho, mi libro es el primero realmente divulgativo sobre ello, dirigido al gran público.

¿Qué estamos haciendo mal hoy en día?

Hemos normalizado el problema. Para nuestra sociedad de la hiperproductividad es normal estar cansado, ir siempre con prisa o que el espacio para el ocio o el autocuidado sea mínimo. Cuando algo se normaliza se vuelve invisible. Además, lo hemos idealizado, pues «ir a tope» lo vemos como una señal de éxito. El «burnout» es el precio que hay que pagar para estar a la altura de lo que la sociedad, la empresa y nuestra personalidad autoexigente y perfeccionista nos piden.

¿Cómo se presenta?

Se trata de un conjunto de síntomas que cuerpo y mente sufren cuando acumulamos demasiado estrés laboral (o personal). En mi caso, en una etapa en la que trabajaba como psiquiatra en un gran hospital o en mi consulta privada en Madrid, sufrí todas sus consecuencias. Aún siendo médico y psiquiatra, no fui capaz de ver que los niveles de estrés que estaba asumiendo eran tóxicos y que estaban acabando con mi salud.

¿En qué dolencias se traduce?

Hay síntomas a nivel corporal, mental y espiritual. Los físicos son el agotamiento y, según el estrés y el cansancio se van acumulando, pueden aparecer enfermedades gastrointestinales, hipertensión, infartos, problemas de piel, alteraciones del sistema inmune e incluso lesiones físicas… En mi caso tuve una hernia lumbar en el momento de mayor estrés.

¿Y a nivel mental?

Son muy frecuentes la desconcentración y la neblina mental, los fallos de memoria, la dificultad para tomar decisiones y la bajada del estado de ánimo o sensación de angustia y ansiedad. Además, un síntoma muy específico es la desconexión emocional del trabajo. Y esto puede pasar en tus relaciones o en tu ocio. Finalmente, en el nivel más espiritual, el «burnout» lleva a la falta de autorrealización personal, a la sensación de que el trabajo no nos llena y nos deja vacíos.

¿Aparece a edades más tempranas o suele producirse en la madurez laboral?

En los últimos estudios se ha observado que las generaciones más jóvenes que llevan poco tiempo en el mercado laboral son las que están sufriendo tasas más elevadas. Sin embargo, en mi experiencia, son las personas de en torno a los 45-50 años las que presentan síntomas más graves de «burnout».

¿Tiene cura?

Sin duda, y la gente que sigue mi método sale del problema bastante rápido. Lo importante es entender que tiene unas causas y que el tratamiento más efectivo es trabajar por eliminarlas. Las medidas estandarizadas como un taller de mindfulness en la empresa o que un médico te recete un ansiolítico, solo van a ser parches que alivian pero no van a la raíz del problema. Lo que más trabajo con mis pacientes son los rasgos de su personalidad que les llevan a estresarse y sobrecargarse. Es central también aprender a desconectar y los hábitos de autocuidado como el deporte, una buena rutina de sueño o una buena nutrición. Como me dijo una vez un directivo: «¿De que te sirve el éxito, si cuando llegas estás roto?».