Reproducción asistida
Cómo afrontar daños del ADN de los espermatozoides en reproducción asistida
La integridad del ADN del espermatozoide es de vital importancia en el inicio y mantenimiento de un embarazo exitoso, tanto in vivo como in vitro
Sorprendentemente para muchos, los datos muestran que la infertilidad es un problema más común de lo que se piensa y que en un porcentaje elevado es el hombre quien tiene la incapacidad de tener hijos en una pareja, así que hemos querido profundizar en ello. Lo cierto es que el 15% de las parejas están afectadas por la infertilidad y que el factor masculino, por sí solo, es responsable en aproximadamente el 20% de ellas y es un factor contribuyente en otro 30-40% (infertilidad mixta). Existen métodos sencillos para detectar las causas masculinas más comunes implicadas en la infertilidad, sin embargo, estos métodos no pueden detectar de la que vamos a hablar en este artículo: daños en el ADN de los espermatozoides. Aquí hacemos un inciso para explicar que, si el ADN del espermatozoide presenta lesiones, puede dar lugar a un desarrollo anómalo embrionario, a un fallo de implantación o a un aborto.
El examen inicial para evaluar la infertilidad masculina es el análisis de seminograma, el cual puede detectar problemas de la cantidad y movilidad de los espermatozoides, pero no puede ir más lejos. La atención en la infertilidad masculina, por tanto, se centra en un principio en el análisis del semen y los espermatozoides, es decir, la cantidad por encima de la calidad, pero está constatado que la calidad de los espermatozoides es muy importante para lograr un embarazo exitoso. Por lo tanto, cuando el médico sospecha que puede haber daños en el ADN, dispone de varias técnicas que pueden medir este problema, como el ensayo TUNEL, el ensayo de análisis de la estructura cromatínica del esperma y, entre otros, el test de dispersión de la cromatina espermática.
En muchos casos, si se confirma este problema, se pueden detectar las causas del daño y tratar la patología consecuentemente, como cuando está producido por diferentes factores nocivos externos, tanto medioambientales como los relacionados con malos hábitos de vida de las personas afectadas. En estos casos, el primer paso, el menos invasivo, es el tratamiento oral con sustancias antioxidantes (vitaminas C, E u otros), algo que puede ser suficiente. Pero cuidado, estos tratamientos tienen que ser supervisados por una clínica de reproducción asistida experimentada para evitar una hipermedicación, lo que tendría efectos aún más nocivos (algo de lo que habla un interesante artículo de los reputados doctores Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza Tesarik, titulado «Patient-tailored reproductive health care» y publicado en National Library of Medicine; en él, estos reconocidos especialistas de la medicina reproductiva advierten de que la atención de la salud reproductiva adaptada al paciente representa un desafío importante para la práctica actual de prevención, diagnóstico y tratamiento de la infertilidad).
Si después de 3 meses de medicación (la duración completa del desarrollo de los espermatozoides) no se detecta ninguna mejora del daño, cabe utilizar métodos modificados de reproducción asistida (IMSI, PICSI) para seleccionar los espermatozoides supuestamente sanos para fecundar los óvulos. Cabe recordar que, hasta cierto punto, los óvulos pueden corregir los daños del ADN de los espermatozoides por sí mismos, esto depende principalmente de la calidad citoplasmática y genómica del ovocito y del nivel del daño de las cadenas del ADN del espermatozoide que haya fecundado dicho ovocito. No obstante, esta capacidad se pierde progresivamente cuanto más avanzada es la edad de la mujer, por lo cual, en casos de una combinación de una tasa alta del daño del ADN de los espermatozoides y de una edad avanzada de su pareja, la utilización de óvulos donados por mujeres jóvenes se puede considerar como una opción.
Otras causas que producen daños en el ADN pueden ser una exposición a la radiación, quimioterapia, exposición prolongada al calor y diferentes medicamentos; también condiciones patológicas, por ejemplo, varicocele, tumores malignos, infecciones, obesidad y varias enfermedades crónicas. De igual manera pueden ser factores causantes del daño en el ADN algunas causas iatrogénicas, como la congelación de los espermatozoides, e incluso anomalías propias del proceso de espermatogénesis. Para esos últimos casos se han publicado algoritmos de las acciones terapéuticas para resolver el problema.
De todas maneras, y sea cual sea la causa del daño del ADN, según el doctor Jan Tesarik y la doctora Raquel Mendoza Tesarik, profesionales referentes en medicina reproductiva y directores de la clínica MARGen de Granada (clinicamargen.com): «una combinación personalizada, hecha a la medida de cada pareja, del tratamiento medicamentoso del hombre y de la técnica adecuadamente adaptada de la fecundación in vitro llegan a resolver el problema en la mayoría de los casos».
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