Opinión
Descafeinado acuerdo de la OMS sobre pandemias
Los países firmantes deberán entregar a la OMS sus planes nacionales de gestión ante pandemia
La asamblea anual de la Organización Mundial de la Salud (OMS) aprobó esta semana un tratado sobre pandemias descafeinado, tras más de tres años de negociaciones. El acuerdo salió con el apoyo de 124 países, sin votos en contra y con 11 abstenciones, pero con la incomparecencia de 46 naciones, que decidieron no participar en la votación, amén de EE UU, que ha abandonado la institución. Las abstenciones son importantes, porque entre ellas están Italia, Israel, Irán y Rusia. El texto aprobado lo fue in extremis tras exigir el primer ministro de Eslovaquia, Robert Fico, que se votara ya o se retirara la iniciativa, por afectar al «principio de soberanía nacional» al introducir una excesiva injerencia de la organización en los asuntos internos de cada estado.
De ahí que hubiera que llegar a un texto de compromiso, lejos de lo que originalmente pedían los altos ejecutivos de la OMS, respaldados entonces por Biden desde la Casa Blanca, que planteaban la transferencia de soberanía de los estados a la OMS en control de pandemias. Uno de los puntos clave del tratado es que los países firmantes deberán entregar a la OMS sus planes nacionales de gestión ante pandemias, comprometiéndose con un sistema de cooperación internacional para compartir datos sobre patógenos y el acceso a vacunas y tratamientos, pero sin que ello implique transferencia de soberanía.
Se amplían las competencias de la OMS sobre recomendaciones médicas en casos de emergencia sanitaria y coordinación de sistemas de vigilancia global, pero no de cumplimiento obligatorio. Tanto las abstenciones como las ausencias, amén del caso de EE UU, hay que interpretarlas dentro de las reticencias a los planteamientos de la OMS (hoy financiada mayoritariamente por fundaciones privadas), tendentes a dirigir la Sanidad mundial sin contar con el parecer de los estados miembros.