Controversia

Epidemia de déficit de vitamina D: ¿invención o realidad?

Un estudio español señala que los niveles por encima de 12 ng/mL en población sana son suficientes

Vitamina D necesaria
Vitamina D necesariaSANDRA R. POVEDALA RAZÓN

Según un reciente estudio, el 75% de los españoles tiene déficit vitamina D (VD). Pero, esta situación de aparente carencia ha sido también cuestionada por muchos expertos que se preguntan si realmente la «epidemia de hipovitaminosis» es tal, o si lo que sucede es que los parámetros considerados óptimos no están bien calibrados. Es decir, si los límites considerados como «saludables» a día de hoy son demasiado elevados y, por eso tantas personas están por debajo del umbral óptimo.

Eso es precisamente lo que se plantearon investigadores españoles, a los que llamó la atención la gran cantidad de pacientes con VD baja que encontraban. «La mayor parte de esta vitamina se sintetiza gracias a la exposición solar, por lo que en un país como el nuestro, dónde suele hacer tan buen tiempo, nos resultó muy curioso. Es así como surgió la idea de este estudio», cuenta Juan José Perales, médico del Departamento de Bioquímica del Hospital Lozano Blesa de Zaragoza.

Así, el artículo, que lleva el esclarecedor título «No es una verdadera pandemia de carencia de vitamina D», publicado en la revista «Biochemia Medica», concluye que valores superiores a 12 ng/ml podrían ser adecuados en sujetos sanos. De tomarse este valor como referencia, «el número de casos de déficit de vitamina D se vería reducido a la mitad, por lo que afectaría a miles de personas actualmente “afectas”», asegura Marta Fabre, del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón y autora del estudio.

«Algunos autores han afirmado que esta pandemia de hipovitaminosis se debe al hecho de que se están malinterpretando los valores de referencia del Instituto de Medicina de EE UU. Siguiendo estas ideas, publicadas en NEJM en 2016, se habría establecido como límite de suficiencia valores virtualmente imposibles de alcanzar y correspondientes a una minoría de población –continúa Perales–. Esta situación ha llevado a que se dispare en los últimos años el número de determinaciones de VD, pasando de unas 20.000 hace unos años a más de 60.000 que hacemos actualmente en nuestro centro».

Para echar más leña al fuego, la Endocrine Society acaba de publicar una actualización de sus directrices en la que elimina el tradicional límite de 30 ng/ml por debajo del cual se considera que una persona tiene bajos niveles de esta vitamina, y recomienda no hacer un cribado a la población general, sino únicamente a diversos grupos de riesgo, como niños y adolescentes (para prevenir el raquitismo), mujeres embarazadas, personas mayores de 74 años o con diabetes.

Como explican Juan José Díez y Elena Carrillo, jefe y adjunta del Servicio de Endocrinología del Hospital Puerta de Hierro de Madrid, «considerando trabajos científicos recientes, la sociedad elimina la consideración de niveles de VD de 20-29 ng/ml como “insuficientes”, al no haber evidencia sólida para establecer unos umbrales analíticos de VD que sean indicativos de un potencial beneficio del tratamiento en población sana. No obstante, destaca la necesidad de más estudios de calidad que ayuden a precisar estas recomendaciones en un futuro».

Nuevas directrices de la Endocrine Society eliminan el baremo de referencia de los niveles óptimos

Y es que precisamente uno de los problemas de base es la falta de acuerdo. Actualmente no existe un consenso entre las sociedades científicas sobre los valores de referencia que debería tomar la V D ni el punto de corte para indicar que existe insuficiencia. Por ejemplo, la Sociedad de Endocrinología de Japón da como insuficientes valores inferiores a 30 ng/mL, mientras que la de EE UU, como decíamos, ha dejado de apoyar este punto de corte. Por otro lado, la Clínica Mayo, entidad muy reconocida a nivel clínico, da como deficientes valores inferiores a 20 ng/mL. A nivel nacional, la Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición (SEEN) sugiere mantener valores superiores a 30 ng/mL

La clave del asunto, como explica Esteban Jódar, miembro del Grupo Metabolismo Mineral y Óseo de la SEEN, es que no se miden los niveles de VD en la población como norma general, por lo que se desconoce el estado real de la cuestión. «La indicación de medir y suplementar VD hoy en día está acotada a pacientes con factores de riesgo tales como alteraciones del calcio, osteoporosis o determinadas condiciones clínicas o fármacos que afectan a su absorción o metabolismo», explica.

Además, sus niveles no son fáciles de estandarizar, ya que factores como la nubosidad, la altitud, la etnia o la contaminación atmosférica de cada región pueden influir en su síntesis y, por tanto, en estos niveles poblacionales. Incluso varían entre verano e invierno, ya que no recibimos la misma cantidad de sol y nos ponemos más ropa.

«Sería deseable disponer de más estudios con poblaciones representativas y metodología estandarizada, de cara a establecer los rangos óptimos de vitamina D y el impacto de su suplementación en cada situación. Entretanto, en la práctica clínica debemos ajustarnos a las recomendaciones de las sociedades científicas nacionales e internacionales», concluyen los expertos del Puerta de Hierro.