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Opinión

Mareo y vértigo

El mareo se clasificaba en cuatro categorías, en función de la descripción que hacen los pacientes de sus síntomas

La mayoría de las causas de mareo no suelen ser graves y suelen tener un tratamiento sencillo Francisco Ungaro

Desde hace tiempo, los especialistas saben muy bien que, tradicionalmente, el mareo se clasificaba en cuatro categorías, en función de la descripción que hacen los pacientes de sus síntomas: vértigo, presíncope, desequilibrio y mareo inespecífico. Sin embargo, esta clasificación es de poca utilidad en la práctica clínica, ya que los pacientes a menudo tienen dificultades para describir sus síntomas y, además, el tipo de sintomatología no predice de forma fiable la causa del mareo. En este sentido, como se recuerda en un nuevo documento de la serie Infac, del Servicio de Salud del País Vasco sobre el tratamiento farmacológico del vértigo periférico, la evidencia publicada en los últimos quince años así como la opinión de expertos, sugiere un nuevo paradigma en el diagnóstico del mareo, que parece más útil que la descripción del tipo de síntomas, aunque no se haya validado formalmente. Una vez descartados en el examen inicial signos obvios de ictus u otras causas médicas (por ejemplo arritmia cardiaca o efectos secundarios de medicación), esta aproximación se basa en el perfil temporal (timing) del episodio de mareo: inicio, duración y evolución; los desencadenantes (triggers): acciones, movimientos o situaciones que lo provocan y la exploración física (targeted examination), que ayuda a confirmar el diagnóstico probable.

Así las cosas, el vértigo es sólo un tipo de mareo y, en sí mismo, es un síntoma y no un diagnóstico. Se trata de una falsa sensación de movimiento del propio sujeto o de su entorno, habitualmente rotatoria y en muchas ocasiones va acompañada de cortejo vegetativo, siempre según los clínicos.

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