Opinión

La memoria

Se producen mecanismos que nos sirven para vincular la mente con el mundo

Labores de desinfección de una residencia de mayores en Madrid
El deterioro cognitivo de la vejez se evidencia con la pérdida de memoriaMariscalAgencia EFE

El deterioro de la memoria es algo que nos preocupa a todos. Yo llevo notándolo poco tiempo, pero me genera gran perplejidad. A veces pienso que no es un problema de desgaste neuronal, sino de ciertos estados del ánimo que me bloquean, algo que sin duda ocurre. Otras, me resigno a pensar que la vejez llega hagas lo que hagas con tu cuerpo y con tu mente. Llega, sí, pero de manera distinta en cada uno. Los médicos poco te dicen al respecto, a no ser que vean claramente una enfermedad. Porque cuando cumples los sesenta, todo es producto de la edad, diagnóstico frustrante donde los haya.

Sin embargo, hay estudios interesantísimos sobre el funcionamiento de la memoria. Daniel Schacter, uno de los grandes especialistas de la mente humana, ha escrito un libro donde expone lo que él llama los siete pecados capitales de la memoria, o formas de distorsión, que son: fugacidad, o disminución de la retentiva debido al paso del tiempo; atribución errónea, o recolección correcta de información junto con recolección incorrecta de la misma; distracción, o anomalía por desatención; bloqueo, o cuando el cerebro intenta recuperar información, pero otro recuerdo se interfiere; persistencia, o recordar información perturbadora no deseada; sugestibilidad y sesgo, o distorsionar las memorias del pasado en la manera en que las recordamos. Sin embargo, nos dice el autor que, aunque parezcan fallos se pueden convertir en virtudes, ya que son mecanismos que nos sirven para vincular la mente con el mundo. Esta afirmación me resulta de una lógica esencial. Es también una mirada positiva a la manera en la que nuestra mente se adapta a la realidad, cruda tantas veces, y especialmente despiadada en la vejez.

Nuestro cerebro, entonces, debilita nuestra memoria para que nos centremos en vivir el momento y olvidemos penas pasadas y miedos futuros. El olvido sería una escapatoria de la conciencia a la ancianidad y la muerte. En una palabra, nuestra mente nos protegería amablemente de esa experiencia.