Opinión
Mónica García: once meses perdidos para la sanidad
Ha habido mucha palabrería, mucho humo, pero reformas de verdad, ninguna
El próximo 21 de noviembre, Mónica García cumplirá un año al frente del Ministerio de Sanidad. En estos cerca de once meses transcurridos ha habido mucha palabrería, mucha crítica ácida a Isabel Díaz Ayuso, mucho anuncio y, en definitiva, mucho humo, pero reformas de verdad, esas tan necesarias para que el sistema sanitario no reviente por sus costuras, no ha habido ninguna. Ni una sola.
Pese a estar en sus máximos históricos en todo el país, no existe plan alguno contra las listas de espera, quirúrgicas o diagnósticas. Y eso que se anunció. Tampoco lo hay para acelerar la llegada de fármacos a España. En este particular terreno se sigue actuando a golpe de titular mediático y el órgano que debería poner fin a los retrasos, la Comisión de Precios, es lo más opaco que se recuerda. Parece increíble que en plena irrupción de la Inteligencia Artificial (IA) sea imposible conocer casi en tiempo real por qué un medicamento que ha superado el filtro en otros países no lo hace en España, ni qué ministerios o autonomías han actuado como freno y los motivos que alegan para ello.
Tampoco se sabe nada de la Agencia de Salud Pública, ese órgano «vital» que prometió Salvador Illa cuando era ministro, en plena pandemia de covid, y que hoy, en medio de una emergencia sanitaria por viruela del mono a nivel mundial declarada por la OMS, y con Mónica García en el cargo, sigue sin ver la luz. La ministra, tan gallito con la presidenta de la Comunidad de Madrid y su sanidad, no chista cuando los que torpedean sus proyectos son los mismos partidos que la sostienen en el cargo. Es lo que hay. Once meses después, tampoco hay ley del tabaco en vigor, ni medida alguna que subsane la falta angustiosa de sanitarios. No hay nada. Solo mucha verborrea y mucha propaganda. 11 meses perdidos.
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