Salud
Una neurocientífica nos alerta sobre un hábito de nuestra rutina
El fenómeno doomscrolling nos afecta a nuestro cerebro sin apenas darnos cuenta
Las personas solemos repetir a diario muchas actividades o comportamientos. De hecho, en muchas ocasiones no nos damos ni cuenta y lo hacemos de manera intuitiva ya que son acciones que no tienen una gran importancia. Los alimentos que desayunamos, el orden en el que nos preparamos para ir a trabajar, lo último que hacemos antes de dormir...
Ahora, con la aparición de las nuevas tecnologías, se ha incluido de manera casi automática la utilización de los teléfonos móviles en nuestra rutina diaria. Esto puede ser inofensivo pero, en según qué circunstancias, podría llegar a ser muy perjudicial para nuestra salud. Y es que muchas personas llevan a cabo de manera habitual una acción que no es sana.
¿Qué es el doomscrolling?
Seguramente todos lo hemos hecho alguna vez. Nada más despertarnos, en muchas ocasiones (por no decir siempre), lo primero que hacemos es mirar el teléfono móvil ya sea para apagar la alarma, ver el tiempo o revisar las notificaciones que hayan llegado mientras dormíamos. Si el desbloqueo de la pantalla sólo fuese para una actividad que durase un momento, no pasaría más.
El problema para nuestra salud, sobre todo para el cerebro, aparece en el momento en el seguimos navegando por el dispositivo electrónico de manera pasiva y durante un largo periodo de tiempo. Esta acción se ha definido con el término en inglés doomscroolling (condena y desplazarse) y suele asociarse con el consumo de las diferentes redes sociales.
¿Cómo lo explica la ciencia?
La neurocientífica estadounidense Emily McDonald explica qué es lo que sucede cuando nos despertamos: "Aunque pienses que sólo voy a mirar algo concreto y sigo con mi día, la realidad es que el tiempo que se dedica a mirar el teléfono móvil se transforma en 20 o 30 minutos. El motivo es que nuestro cerebro se distrae con poco y se acostumbra a querer consumir diariamente los contenidos triviales o poco estimulantes".
Además, McDonald puntualiza el motivo real porque repetimos esta actividad de manera constante: "Cada vez que navegamos o actualizamos nuestras noticias, vemos contenido nuevo, desafiante e impredecible y, al igual que una máquina tragamonedas en el casino, la imprevisibilidad del resultado gratificante nos proporciona mucha dopamina".
Reducción de la concentración
De hecho, según señala la especialista "esta falsa de sensación de dopamina nos hace entrar en un círculo vicioso de estímulos que se puede compara con comer azúcar: luego siempre queremos más". Eso sí, debemos tener mucho cuidado ya que nos afecta a nuestra salud: "El contenido que se consulta por las mañanas tiene un mayor impacto en el cerebro porque se encuentra en un estado más sugestivo".
Por otro lado, diversos estudios sobre este fenómeno (doomscrolling) nos alertan de que "se reduce nuestra capacidad de concentración". Según los datos publicados, "nuestra predisposición a permanecer atentos ha pasado de 12 a 8 segundos". Y es que la tecnología actual nos permite "estar todo el día informados", con lo que ello conlleva para nuestro cerebro.
Por último, el consejo de la neurocientífica es "no consultar el teléfono ni las redes sociales nada más despertarsey desactivar las notificaciones del dispositivo porque están diseñadas para desencadenar una relación estímulo-respuesta en nuestro cerebro. El estímulo conduce directamente, sin pensarlo dos veces, a la respuesta al consultar en las redes sociales".