Opinión

La OMS y el gobierno mundial de la Sanidad

El problema es que la OMS se ha convertido más en un organismo administrador de intereses que en una autoridad respetada

La OMS y el Gobierno Mundial de la Sanidad
La OMS y el Gobierno Mundial de la SanidadDREAMSTIMEDREAMSTIME

Arrecian los intentos de convertir a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en el gobierno mundial de la Sanidad. En la 75 Asamblea se propuso un Tratado de Pandemias que dará a ese organismo poder para decretar el cierre de fronteras, las mascarillas obligatorias, el pasaporte sanitario, el código QR, una legislación internacional uniforme, confinamientos, vacunas, etcétera, amén de la capacidad de censurar informaciones contrarias al «interés general». No lo está teniendo fácil Biden, patrocinador de la iniciativa, pues en la primera reunión de aquella Asamblea se dio un sorprendente resultado, al alinearse el bloque africano con los Brics (China, India, Rusia y Brasil) para tumbar la propuesta. El bloque africano está formado por 47 países, y junto a los Brics, representan a más del 50% de la población mundial. Solo que el poder real lo tienen los anglos (USA + GB + Canadá + Australia y la UE), que siguen adelante con su planteamiento de que la OMS sea el gobierno mundial de la Sanidad. En la 76 Asamblea, en Ginebra, se pudo pactar, no obstante, la primera estrategia global para prevenir infecciones.

El problema es que la OMS se ha convertido más en un organismo administrador de intereses que en una autoridad respetada. El doctor Germán Velásquez fue 20 años alto dirigente de la organización y es autor del «Libro Rojo de la OMS», donde lamenta que este organismo se haya «semiprivatizado», al funcionar «en defensa de los intereses de sus patrocinadores». En una entrevista en la Ser, Velásquez dijo que la OMS ha jugado un papel importante en la definición de las políticas mundiales sobre salud, «pero ahora está en un proceso de privatización», refiriéndose al problema de las donaciones voluntarias, que según él obliga a la OMS a canalizar el dinero del donante hacia las actividades patrocinadas, sugiriendo que esas donaciones condicionan su independencia. «Un ejemplo es que el 90% del Programa de Medicamentos está financiado por la Fundación Bill & Melinda Gates, de manera que están dando el dinero solo para los asuntos que le interesan a Gates», por lo que «hay un conflicto de intereses grave».

El reparto interno de poder es llamativo: la Fundación Bill y Melinda Gates es su segundo mayor contribuyente, y la Fundación Gavi, Alianza por las Vacunas, también de Gates, el sexto. Un solo hombre tiene tanto poder como el principal contribuyente, Alemania, y más que EE UU, Gran Bretaña, la UE o Japón.

Por eso las decisiones de la OMS son cuestionadas. La declaración de emergencia global con relación a la viruela del mono, por ejemplo, coincidió con un manifiesto de 17 mil médicos en el que ponía en cuestión que este organismo sepa velar por el bienestar de la población, asegurando que durante la pandemia demostró incompetencia. Por eso cuestionaban la decisión de declarar a la viruela simia emergencia internacional, al considerar que los 16 mil casos detectados apenas suponían el 0,0002% de la población, y las escasas muertes producidas, el 0,00000000006%. Entendían tales médicos que durante la covid la OMS se caracterizó por tomar decisiones contradictorias que contribuyeron a no encontrar las soluciones, como la recomendación de no hacer autopsias.

La Global Summit dice que la OMS es una agencia no gubernamental no elegida y sin responsabilidad ante los tribunales, que de ninguna manera puede arrogarse el papel de gobierno mundial en salud.

Otros expertos recuerdan como un año después de la covid, los enviados de la OMS a Wuhan se pasaron una semana allí para llegar a una conclusión que sigue en entredicho: el virus es de origen animal y no fue creado en un laboratorio, pero sin aclarar qué animal (la civeta, el murciélago, el pangolín, etc.), el lugar donde apareció primero (un mercado o una granja), ni cuándo empezó a circular. En ese sentido, tras comprar Twitter y revisar sus archivos, Elon Musk acusó a Fauci, consejero de Biden, de ocultar el «origen artificial» del virus, que habría sido creado, según él y algunos científicos, mediante una operación de «ganancia de función», consistente en modificar genéticamente un patógeno para «obtener una mayor comprensión de su funcionamiento». Musk asegura que Fauci llevó a cabo ese trabajo en el Instituto de virología en Wuhan, financiado por la OMS. Quizás por eso Trump insiste en que la OMS no sirve. Lo contrario que Biden, que quiere convertirla en el gobierno mundial de la Sanidad, con el apoyo del aglo-power y de la UE.