Día Mundial
A un paso de la erradicación del cáncer de cuello uterino
Los expertos auguran que en apenas dos décadas no habrá tumores de cérvix mortales gracias a la vacunación frente al virus del papiloma humano y al éxito del cribado
El sueño de erradicar un tipo de cáncer gracias al empleo de una vacuna está al alcance de la mano. Y casi puede tocarse con la yema de los dedos, pues los expertos auguran que será una realidad en nuestro país en apenas un par de décadas, ya que la vacunación frente al virus del papiloma humano (VPH) ha cambiado por completo el rumbo del cáncer de cuello de útero, una enfermedad que celebra el 26 de marzo el Día Mundial de su prevención.
El cáncer de cérvix es el tercer tumor ginecológico en incidencia y mortalidad en nuestro país y «se estima que se diagnosticarán unos 2.300 nuevos casos en 2023», augura Ana Santaballa, coordinadora de la Sección de Prevención y Diagnóstico Precoz de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM). El principal culpable de este tumor es el VPH, pues se trata de la antesala del 99% de las lesiones malignas. Y no solo de este, ya que también dispara el riesgo de sufrir algunos otros tipos de cáncer en los varones, como el de ano, orofaringe o pene. Hasta ahora, ya que la reciente inclusión este pasado mes de enero de la vacunación frente al VPH en los niños varones de 12 años lo cambiará todo.
Buena tasa de inmunización
«Desde 2008 se vacuna a las niñas y se recomendaba a los niños, pero incluir a los varones en el calendario financiado era una reivindicación muy demandada, ya que de forma privada se estima que apenas se estaba inmunizando al 10% de los chicos por debajo de los 15 años. Sin embargo, aunque todavía no hay datos oficiales, en estos primeros meses en los que algunas comunidades autónomas ya lo han incluido en la revisión pediátrica de los 12 años hemos visto que se está aceptando muy bien y la cobertura resulta similar a la que se produce en las chicas, que supera el 88% de media», asegura Jaime Pérez, presidente de la Asociación Española de Vacunología (AEV).
Y así lo ratifica Ignacio Domingo, coordinador del Grupo de vacunas de la Asociación Española de Pediatría de Atención Primaria (AepAP), quien reconoce que «la acogida ha sido fantástica y la percepción que observamos es muy buena. Sin duda, tenemos una oportunidad buenísima de proteger a los niños, que serán los futuros adultos, de muchos tipos de cáncer y eso no puede desaprovecharse».
Por ello, Valentín Pineda, miembro del Comité Asesor de vacunas de la Asociación Española de Pediatría (CAV-AEP), hace hincapié en la necesidad de «apostar por la vacunación en las escuelas, ya que eso garantiza una mayor cobertura. Si nosotros inoculamos a los dos géneros incidiremos directamente en la transmisión del virus, ya que los chicos no serán vehículo del VPH, por lo que en unos pocos años erradicaremos la infección y, con ello, estos tumores prevenibles, además de lograr la equidad».
Sin embargo, incluso para aquellos menores de edad que quedan fuera del criterio de financiación, los expertos son contundentes: «El 90% de las personas está expuesta al VPH, por lo que hay que concienciar sobre la necesidad de protegerse, aunque sea un coste para las familias. Además, este pinchazo en el inicio de la adolescencia puede ser el punto de partida para que los jóvenes asuman el riesgo que tienen las enfermedades de transmisión sexual», advierte Inmaculada Cuesta, secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac) y miembro del Consejo General de Enfermería (CGE).
Y aunque esta vacuna «ha demostrado una excelente eficacia cuando se pincha antes de la primera relación sexual y una sólida seguridad, sin efectos adversos demostrados tras millones de dosis puestas en todo el mundo no es solo para jóvenes, pues resulta muy eficaz en adultos, sobre todo en mujeres, que pueden inocularse en cualquier momento», recomienda el presidente de la AEV.
Test y citología cada cinco años
Dado que hay algún serotipo del VPH que queda fuera de las dos vacunas disponibles, el círculo de la prevención lo cierra el programa de cribado de cáncer de cuello uterino. «Actualmente, para detectar las lesiones precancerosas que provoca el VPH se hace un cribado en las mujeres a partir de los 25 años con una citología cada tres años. Pero este protocolo está a punto de cambiar, porque ya nos está llegando población vacunada, además de que disponemos de un test específico que permite detectar la presencia del virus, lo que permitirá espaciar esas revisiones hasta cinco años en función de si el VPH es positivo o no», avanza Carmen Yelo, miembro de la sección de Ginecología Oncológica de la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia (SEGO). De hecho, según detalla Yelo, «la vacunación está incluida para mujeres en las que se ha hecho una conización, es decir, que han tenido una lesión previa de alto grado secundaria al VPH, ya que se ha demostrado que aclara antes la infección».
Gracias a todo ello, «lo más frecuente en España es que más del 50% de los tumores de cérvix se diagnostique en estadios iniciales, con una tasa de supervivencia superior al 90%», asegura Santaballa, quien augura que, mientras la erradicación de este cáncer llega, la ciencia vislumbra un futuro alentador, «gracias a novedades importantes como el éxito de la inmunoterapia en este tumor avanzado, lo que arroja resultados muy alentadores consiguiendo aumentar la supervivencia y progresión».
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